Nuestro sistema electoral está diseñado para que las coaliciones electorales concluyan una vez que terminan los procesos electorales, cuando ya se han otorgado las constancias de mayoría y se han resuelto las posibles impugnaciones en los tribunales. Todos los incentivos que existen en la ley están orientados a inhibir la formación de coaliciones legislativas, pues tanto el financiamiento público, como las prerrogativas de los partidos y los beneficios que derivan de contar con una fracción parlamentaria (se requiere que el partido tenga al menos 5 legisladores en la Cámara respectiva), favorecen que se mantengan diferenciados los partidos políticos. Huelga decir que esta concepción de las coaliciones electorales, que se remonta a los años noventa, tuvo que ver con el cálculo del otrora partido hegemónico, que auspiciaba que se le sumaran electoralmente otros partidos, pero sin que tuviera que compartir con sus aliados en las urnas las decisiones sobre la forma de dirigir la mecánica parlamentaria. Claro que ello no era óbice para que se les convocara cuando era necesario contar con su respaldo para aprobar alguna reforma legislativa. La inexistencia de una coalición parlamentaria formal dejaba buenos márgenes de negociación al PRI, que había liderado la alianza en las elecciones.
Hoy el triunfo arrollador de AMLO está abriendo la puerta a que cristalice una coalición parlamentaria de "Juntos Haremos Historia", lo que le daría una cómoda mayoría de 61 por ciento en la Cámara de Diputados y del 57 por ciento en el Senado. Aunque no está regulada por ley, el anuncio de avanzar hacia una coalición parlamentaria lo hicieron hace unos días los dirigentes de Morena, PES y PT y ha sido reiterado por Ricardo Monreal, quien será el coordinador parlamentario de Morena en el Senado.
La viabilidad de esta coalición parlamentaria se explica, en primer lugar, porque la coalición electoral fue casi total, ya que, además de respaldar la candidatura presidencial, abarcó a 292 de las 300 diputaciones de mayoría y a 62 de las 64 fórmulas de mayoría del Senado. Más aún, el Convenio de Coalición estableció que esta se extendiera a todos los cargos locales sujetos a relevo, donde ello fuera posible, y fue así que "Juntos Haremos Historia" se impuso en 19 congresos locales y que sumados tengan 308 diputados federales y 69 senadores, ya con la distribución de los asientos plurinominales.
Todo parece indicar que la coalición parlamentaria anunciada puede funcionar si atendemos a la naturaleza de los partidos coaligados en torno a Morena, pues el PES ni siquiera alcanzó el 3 por ciento de la votación para ratificar su registro como partido y el PT es un partido veleta y sin relevancia política o ideológica alguna, que ha sobrevivido gracias a los restos que le dejaba alguna de las principales fuerzas políticas del pasado, el PRI o el PRD. No obstante, ya empezamos a ver los resultados de criar cuervos…
A pesar de que en el Convenio de Coalición federal quedaron establecidas las candidaturas a los cargos de elección mayoritarios con el partido político que en específico las presentaba, el PT ha solicitado al INE que invalide su coalición con Morena porque su grupo parlamentario, que contará con 61 diputados, tiene 37 integrantes que en realidad son miembros de Morena, por lo que seguramente lo abandonarán para sumarse al partido de AMLO.
El PES, por su parte, contará con 56 diputados y 8 senadores, que son un caudal importante para abrirse espacios de negociación con Morena, empero, dado que no ratificará su registro como partido, tiene dos opciones, o sus legisladores se declaran independientes, o se suman a la bancada de Morena, como lo harán los de Nueva Alianza que se irán al PRI, al haber perdido su registro.
Sin embargo, la semana pasada el PES pudo registrar a su bancada en la Cámara de Diputados gracias a que el INE todavía no declara formalmente su pérdida de registro oficial, y aunque tal fracción parlamentaria seguramente dejará de existir con la desaparición formal del partido, no parece que vayan a disciplinarse a Morena sin más.
Es claro que ni el PT ni Encuentro Social habrían ganado por sí solos tantos asientos en el Legislativo federal, lo que los convirtió en la tercera y cuarta fuerzas en la Cámara de Diputados, pero es seguro que venderán caro su amor a Morena porque, al menos el PT, es un partido que ha dado muestras de falta total de consistencia política y moral.