Mitos y Mentadas

Semana del esquí

Hay que revisar nuevamente las viejas premisas de que la productividad está relacionada con largas jornadas laborales y años sin vacaciones.

Hace poco llamé a una excolaboradora, Rebeca Sánchez de Tagle, quien labora actualmente en Holanda. Me dijo que mejor hablásemos la semana siguiente, que no estaría trabajando, sino en su "semana de vacaciones de esquí". Le pregunté extrañado qué era eso, si recién había tomado vacaciones y sabía que también tomaría unas más en Semana Santa. Me explicó, entonces, que todos los años los holandeses tienen una semana para vacacionar en invierno, que llaman informalmente 'la semana del esquí'.

Pero ella no se quedó allí. De inmediato me contó que esa semana que terminaba había trabajado pocas horas, no por enfermedad sino porque, efectivamente, los holandeses trabajan relativamente poco comparados con otras naciones.

Terminando de conversar me fui a buscar información para salir de dudas.

Resulta que sí, los holandeses trabajan pocas horas. De hecho, con mil 430 horas al año, son el cuarto país del mundo en donde menos horas se labora, según la OCDE. Alemania es el país en el que menos horas trabajan con mil 363 horas, en 2016. Cuando miré hacia la parte inferior de la tabla donde se mostraban todos los países en orden descendente. ¿Cuál creen que es el país de la OCDE en donde más horas por año se trabaja? No hay sorpresa: aquí, México, con dos mil 255 horas, casi el doble que Alemania y dos tercios más que Holanda. Que trabajen menos no los hace un país improductivo.

En 2016 su PIB per cápita fue de 46 mil 300 dólares, apenas por debajo de los 52 mil 300 de Estados Unidos, cuando 30 años antes era la mitad.

Esto confirma en parte la tesis de la que hablé en mi columna anterior en la que mencionaba que el hecho de trabajar más horas no hace más productivo al país, sino todo lo contrario como lo muestra el estudio de Standord 'The Relationship Between Hours Worked and Productivity'.

Por otra parte, recordé que Holanda tiene un lugar privilegiado en mi memoria. Cuando fui a recibir un premio, en 2016, después de una década sin visitar Ámsterdam, me encontré con que los viejos cafés donde vendían y consumían mariguana con libertad, ya no son un número menor, sino que están distribuidos por toda la ciudad y llenos de jóvenes, ancianos, ejecutivos y mujeres de toda edad.

Y a diferencia de lo que opinan muchos analistas, esa liberalidad holandesa tampoco ha sido contraproducente, no ha disminuido la productividad ni incrementado la criminalidad.

De hecho, Holanda es un país muy poco violento, al punto que desde 2013, según reporta New York Times, se han cerrado 19 de las 60 prisiones del país por ¡falta de delincuentes! Una tercera parte de las celdas holandesas, según cifras oficiales, están vacías, de modo que el país tomó un par de decisiones creativas: rentó numerosas celdas a Bélgica y Noruega, convirtiendo algunas de las prisiones cerradas en centros de asilo para refugiados, permitiéndoles así un aprovechamiento de activos ociosos. Y diré más, una de las cárceles más famosas y temidas, Het Arresthuis, fue convertida en hotel de lujo.

Los cambios en las formas de trabajar nos llevan a tener que revisar nuevamente las viejas premisas que decían que la productividad estaba relacionada con largas jornadas laborales y años sin vacaciones. Tenemos el ejemplo de Corea del Sur, en donde sus legisladores aprobaron de manera abrumadora una reducción en las horas de trabajo en 24 por ciento, ley que entrará en vigor en julio próximo. Es claro que países con altos índices de desarrollo económico y calidad de vida, han hecho una apuesta diferente. ¿Y México?

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