Jaime Sanchez Susarrey

Let it be

Jaime Sánchez Susarrey escribe que las sociedades tienen dos opciones: la prohibición total de cualquier sustancia que provoque estados alterados, o el reconocimiento de la libertad.

1. Imparable. América del Norte se enfila hacia la legalización del consumo lúdico y medicinal de la mariguana. La última parada fue Canadá. La próxima es México. En medio está la costa oeste estadounidense y los estados donde se ha aprobado el consumo medicinal. El proceso no tiene reversa.

2. Hay que subrayar que ni Trump ni Jeff Sessions, ahora defenestrado, han tenido la capacidad de revertir o detener el proceso de legalización en EU. La opinión pública no les es favorable.

3. En México, la SCJN ha jugado un papel central. Su última resolución, amparando el consumo recreativo, ha sentado jurisprudencia. Ahora cualquier ciudadano puede, mediante un procedimiento legal, adquirir ese derecho. El ministro Zaldívar y el resto merecen un reconocimiento. Sobre todo por el contenido de las resoluciones que se fundan en el principio liberal por excelencia: la libertad individual.

4. En la misma tesitura, Olga Sánchez Cordero merece un reconocimiento doble. Primero, por haber votado varias resoluciones, como ministra. Y segundo, por presentar, como futura secretaria de Gobernación, una iniciativa de ley para permitir el consumo lúdico de la mariguana y adecuar el marco legal a las resoluciones de la SCJN.

5. La iniciativa de Morena y la resolución de la SCJN han desatado una serie de admoniciones de las buenas conciencias, que se oponían a la legalización y ahora admiten, con incomodidad, la futura regulación. El mensaje que envían se envuelve en un falso realismo: la regularización, advierten, puede considerarse un paso adelante, pero no hay que hacer cuentas alegres: la violencia no disminuirá como consecuencia de la misma.

6. Los grandes criminales, añaden, seguirán comerciando con otras drogas o cometiendo otros ilícitos y, por lo tanto, no se hará mella en el monto de recursos que ingresan a los cárteles. El razonamiento parece impecable, pero no lo es. Primero, porque soslaya que la renta que genera el mercado negro de estupefacientes no tiene equivalente ni precedente, como no sea la prohibición del alcohol en los años veinte en EU. Segundo, porque la legalización de la mariguana sí reduce la magnitud del pastel y los ingresos.

7. Pero lo fundamental está en omitir que la legalización de la mariguana tendrá dos efectos adicionales: a) terminará con el encarcelamiento de los consumidores de una droga que tiene efectos menos perniciosos que el alcohol y el tabaco; b) pondrá en evidencia que el camino para solucionar el problema del consumo de drogas no es la prohibición ni el encarcelamiento, sino el reconocimiento de la libertad individual.

8. El fracaso global de la prohibición no está a discusión. Pese a los miles de millones de dólares invertidos y a los cientos de miles de muertos, particularmente en México y Colombia, no se ha logrado disminuir la demanda ni el volumen del mercado negro, que según algunos cálculos supera los 300 mil millones de dólares.

9. Vista en perspectiva y respetando la lógica más elemental: la legalización de la mariguana abre un boquete en el muro de la prohibición, que, más temprano que tarde, terminará por colapsarlo. Puede, por lo tanto, considerarse la condición necesaria, aunque no suficiente, para controlar al crimen y la violencia. ¿Pasos subsecuentes? Regularizar todas las drogas, para eliminar la renta estratosférica, y fortalecer las corporaciones policiacas y el sistema de impartición de justicia.

10. Así que bienvenido el cambio. Ahora hay que exigir que la regulación sea simple e impere el sentido común. El modelo del alcohol y el tabaco es el más próximo. No se debe promover su consumo, pero la demanda puede y debe ser satisfecha por empresas que ofrezcan productos que garanticen que el consumidor ingiera cantidades específicas, no adulteradas y… se paguen los impuestos correspondientes.

11. A final de cuentas, las sociedades modernas tienen dos opciones: la prohibición total de cualquier sustancia que provoque estados alterados (café, alcohol, tabaco, mariguana, etc.), o el reconocimiento de la libertad para explorar el espacio sideral, practicar deportes de alto riesgo o experimentar con estupefacientes. La propuesta del liberalismo es una y sólo una: la libertad individual sólo puede ser coartada si atenta contra derechos de terceros. Bienvenida la libertad. Let it be.

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