Alguien tenía que hacerlo y lo hizo el Colegio de la Frontera Norte (Colef). Era indispensable escuchar su voz, saber quiénes son, conocer su pasado, saber qué persiguen y qué los lleva a dormir en un deportivo a cientos de kilómetros de su hogar, dejándolo todo; era necesario conocer el rostro de la caravana migrante. De esta forma desenmascaramos a los racistas, entendemos las razones de los caminantes y es mucho más fácil comprender la tragedia humanitaria a través de la búsqueda de una tierra prometida.
El 28 de noviembre pasado el Colef hizo una encuesta con mil 37 migrantes que se encontraban en el albergue Deportivo Benito Juárez, en Tijuana. Les preguntó cómo habían llegado ahí, quiénes eran y qué soñaban. Primero una radiografía: 77 por ciento es hombre y 23 por ciento mujer; más de la mitad son jóvenes entre los 18 y 29 años, 32 por ciento tiene entre 30 y 44 años y siete de cada 100 tienen más de 45 años. La mitad de los hombres viajan solos, la mayoría de las mujeres viaja acompañada de familiares. Esos que, durante semanas, decenas de racistas los tacharon de delincuentes y de violentos sin escrúpulos practican un oficio o profesión: "una quinta parte de los encuestados son trabajadores artesanales, categoría que incluye a trabajadores de la construcción (muchos de ellos albañiles), pero también trabajadores de oficios como plomeros, instaladores, yeseros; otra categoría numerosa (más de 18 or ciento) es la de trabajadores agrícolas. Destaca, sin embargo, la presencia de numerosas personas que se desempeñaban en trabajos calificados, ya sea como profesionales y técnicos, o como operadores de maquinaria industrial y choferes (más del 15 por ciento de los integrantes de la caravana)".
Sin embargo, lo más relevante de esta encuesta a los migrantes son sus expectativas. Ante la pregunta sobre su futuro a corto plazo, la respuesta cambia muy poco dependiendo del género, la gran mayoría de hombres y mujeres, 51 por ciento y 47.8 por ciento, respectivamente, tiene como objetivo principal "cruzar a Estados Unidos"; por otro lado, 24.4 por ciento de las mujeres y 19.2 por ciento de los hombres buscan "solicitar asilo en Estados Unidos"; la tercera opción es "quedarse en Tijuana", 21.2 por ciento de los hombres lo ve como su opción a corto plazo y 20.6 por ciento de las mujeres también; ¿cuántos escogen la posibilidad de "quedarse en algún lugar de México"? Sólo el 0.3 por ciento de los hombres y cero por ciento de las mujeres; de hecho prefieren "regresar a su lugar de origen", 0.6 por ciento de los hombres y 1.3 por ciento de las mujeres. El extenso territorio mexicano, para los que llegaron a Tijuana, NO es opción de vida.
Esto es lo que sueñan los que aún duermen en la frontera, a pesar de que nuestro país se ha convertido en un infierno para el migrante, la mayoría ha señalado en estas entrevistas que en su viaje han recibido más muestras de apoyo que insultos; hay esperanza. El gobierno entrante aún no los ha volteado a ver, sabe que están ahí, pero los ha dejado en la sombra. El trabajo del Colegio de la Frontera Norte debería ser un parteaguas para redoblar los esfuerzos humanitarios del gobierno mexicano. El extenso esfuerzo de investigación explora todas las ventanas del fenómeno de la caravana migrante: génesis, situación actual, problemas de tránsito, expectativas, pero también soluciones concretas de cada uno de los retos. Entre ellas, la atención a las decenas que quieren quedarse en Tijuana, el proceso de inserción social está perfectamente explicado: "Es previsible que un número significativo de integrantes de la caravana migrante decidan quedarse en la ciudad. Se trata de personas que buscan un mejor horizonte vital para sus familias, y que tienen un alto potencial de integración productiva y social a la vida de la ciudad. Por ello es de gran importancia apoyar sus esfuerzos de integración para agilizar el proceso y optimizar su inserción a través de las siguientes estrategias: facilitar los procesos de documentación familiar; mantener el esquema de la feria del empleo y de regularización migratoria; instalación de guardería para hijos/hijas de migrantes en proceso de obtener empleo y obtener la regularización migratoria; orientación residencial, una vez tengan empleo y, por último, registro residencial de la población, para dar seguimiento a los programas de inserción social".
Estas soluciones las puede implementar el gobierno federal desde hoy mismo, no depende de la voluntad política de otros países ni de la coordinación con otras instancias. El Colegio de la Frontera Norte nos entrega una fotografía de cuerpo entero del fenómeno que acaparó las portadas de los diarios hace algunas semanas, hoy es momento de actuar a través de la comprensión total del fenómeno, ojalá el nuevo presidente revise el documento y atienda una emergencia que aún tiene soluciones.