La Nota Dura

Carta a periodistas mexicanos

¿Por qué los periodistas han sido incapaces de organizar un foro para hablar de la violencia contra el gremio y exigirles a los candidatos a la presidencia que expliquen cómo piensan proteger la libertad de expresión?

¿Cómo hemos sido capaces de quedarnos callados?

Gran parte de las organizaciones de la sociedad civil han podido coordinarse, sentarse frente a los candidatos y cuestionarlos sobre sus preocupaciones: especialistas en educación les exigen su postura ante la reforma educativa y un modelo para el futuro; expertos en seguridad arman mesas confrontando ideas y analizando la ley de seguridad interior; economistas, banqueros y empresarios les piden su visión del TLCAN y su relación con la iniciativa privada; incluso especialistas en la salud exhiben sus políticas públicas en este campo; todos los han sentado, les han dicho sus miedos y les han exigido una solución, a veces no es la que esperaban, otras veces quedan decepcionados de sus soluciones y en otras deciden su voto, pero ahí han estado y no se han quedado callados. Nosotros sí.

¿Por qué los periodistas hemos sido incapaces de organizar un foro para hablar de violencia contra nuestro gremio y exigirles el cómo piensan proteger la libertad de expresión si llegan a la presidencia? ¿Por qué no nos interesa? ¿Por qué si cada día los confrontamos con diversos temas no los hemos acorralado diciéndoles que no queremos nunca más que silencien a Miroslava, Javier o Rubén?

Cada mes damos la nota de un asesinato, conmemoramos el Día de la Libertad de Expresión exigiendo que se nos respete, hablamos de parar la violencia pero, aun cuando son expresiones que sólo han tenido un eco como respuesta, hemos sido incapaces de dar un paso más allá. Cada día le dedicamos espacios en la prensa, en redes sociales, en televisión y radio a las actividades y promesas de los presidenciables, los vemos a diario, sabemos dónde están y a qué hora, pero no hemos sido capaces de comprometerlos a un foro en el que podamos confrontarlos con cifras y no con demagogia y exigiendo cosas concretas.

¿Es cuestión de egos, desidia o desesperanza? La respuesta no la tengo clara. ¿Qué necesitamos para sentar a los cuatro, juntos o separados, y preguntarles las funciones de la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos Cometidos Contra la Libertad de Expresión? O mucho más simple aún, para que nos respondan ¿cuánto les interesa tener una prensa libre? ¿Qué opinan de la ley chayote? ¿Qué relación tienen con los medios de comunicación? Hay tantas preguntas que definen el futuro del periodismo en este país… pero no nos ha importado lo suficiente como para activarnos y hacer algo concreto.

Sí, ha habido un esfuerzo de algunos periodistas para generar una agenda en común para exigir libertad de prensa, tenemos un seguimiento de agresiones y esfuerzo como la campaña #RompeElMiedo de la organización Artículo 19, pero ¿cuándo vamos a sentar públicamente a los presidenciables para comprometerlos a que el siguiente sexenio se combata no sólo la muerte de periodistas y las agresiones que en 70 por ciento vienen de funcionarios públicos, sino para que la impunidad de los más de 100 crímenes en los últimos 18 años, los 43 periodistas asesinados sólo este sexenio, se termine y las familias tengan verdad y justicia?

Quisiera que esta columna derivara en una convocatoria, con fecha, lugar y hora, con cientos de periodistas invitados, con todas las organizaciones que defienden la libertad de expresión unidas, con candidatos que consideran impostergable la cita, que repitiéramos los nombres de cada uno de los periodistas desaparecidos, ese sería el ideal, hacerles una simple pregunta ¿qué harán para que en este país se deje de matar a periodistas?

México es el país más peligroso del continente americano para ejercer la profesión. La falta de acciones concretas no abona para que quienes tienen la obligación de cuidarnos, lo hagan y sepan que cada día de su administración estarán siendo vigilados por esos a quienes acuden para dar un mensaje, de que también nosotros requerimos que se comprometan a que sigamos vivos y con la posibilidad de expresarnos. Porque el No al Silencio tiene que empezar por nosotros mismos.

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