La Nota Dura

César Duarte está en casa

Javier Risco analiza lo cerca que está de César Duarte el periodista del semanario 'Proceso', Jesús Esquivel, y lo lejos que está la PGR.

Todo indica que el periodista Jesús Esquivel ha estado más cerca de encontrarse con el exgobernador de Chihuahua, César Duarte, que la Procuraduría General de la República.

Según el reportaje publicado ayer en el semanario Proceso, titulado 'Las guaridas de César Duarte en El Paso', son nueve las propiedades a nombre del priista o de su familia en la ciudad texana.

"La vista es privilegiada desde el jardín de la mansión ubicada en el número 323 de Amelia Drive, en esta ciudad: se admira el valle que termina en los linderos de Ciudad Juárez, Chihuahua. La casa con un valor aproximado de dos millones y medio de dólares, es refugio de César Duarte Jáquez, acusado de 11 delitos y ahora fugitivo", escribe al inicio de su reportaje Esquivel.

El priista César Duarte es acusado por 11 delitos, peculado entre ellos, y el desfalco de más de seis mil millones de pesos de las arcas de Chihuahua, de acuerdo con indagatorias de la Fiscalía de ese estado, que hoy encabeza el panista Javier Corral.

Tanto la FEPADE como la Fiscalía estatal solicitaron desde septiembre 11 órdenes de aprehensión a la PGR, que esperó hasta enero para solicitar su extradición. Y ahora, un reportero ha estado más cerca de ubicarlo de lo que ha estado en más de medio año la justicia de nuestro país.

El reportero del semanario, quien trabaja de manera conjunta con la organización Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad, recorrió cada una de las nueve propiedades del exgobernador y hace una detallada crónica de las fachadas, algunas rentadas, otras con seguridad que hacen imposible el acceso y otras, al parecer, con timbres inservibles.

Esquivel no tuvo suerte para toparlo, pero al menos nos da la certeza de que "la aprehensión (de César Duarte) por agentes estadounidenses podría ocurrir en cualquier momento".

El trabajo periodístico no es sólo un tour por las propiedades del político mexicano encumbrado junto a este tan desprestigiado 'nuevo PRI', sino que detalla el proceso migratorio que inició Duarte en diciembre de 2017, fecha en que en México ya había órdenes de aprehensión expedidas en su contra, cuando solicitó a través de su hija que el gobierno de Donald Trump le concediera una residencia permanente.

¡Cuánto teme Duarte a la justicia mexicana que aun sabiendo que había carpetas de investigación en su contra, tuvo la confianza de solicitar un trámite que develaría su paradero! No es de extrañarse si sabe –como seguro sabe– la impunidad de la nación a la que presuntamente desfalcó, donde más de 95 por ciento de los delitos quedan impunes y la corrupción es piedra angular del gobierno que lo hizo mandatario estatal.

El trabajo de Proceso y Mexicanos Contra la Corrupción es tan detallado que da un panorama del variado costo de las casas. Se trata de propiedades que llegan aproximadamente a los 100 millones de pesos en total. Otra vez algo obsceno, algo que debería escapar de cualquier posibilidad de un servidor público. Hay gente que trabaja toda una vida por pagar una casa de un millón de pesos, al exgobernador le costó un sexenio tener tan sólo en El Paso, Texas, nueve casas. Una misma forma de operar la de los exmandatarios Duarte, Javier y César: prófugos, con casas en el extranjero de millones de dólares, como una moda dentro de los excesos digna de exgobernador mexicano.

Si su extravagancia está tan a la luz que la prensa de investigación pudo encontrar sus posibles paraderos, ¿cuál es la excusa de los gobiernos mexicano y estadounidense para no haberlo detenido aún?

"La captura de Duarte, cuya administración es investigada por un desfalco estimado en alrededor de 6 mil millones de pesos, no representaría ningún problema para el gobierno estadunidense, que debe tener bien ubicados al exgobernador y a sus familiares cercanos que viven en ese país, sobre todo los que están en Texas", dice el texto.

Y es que, aunque Duarte ya hubiera huido, habría tenido que arrastrar con él a la hija que solicitó su residencia, pues en Estados Unidos el que ella oculte el paradero de su padre le acarrearía acusaciones de obstrucción a la justicia.

¿Qué pasa con nuestro sistema de justicia que en un sexenio el periodismo ha resultado más eficiente para develar empresas fantasma por las que se desvían millones de pesos, que revelan estafas maestras, que descubren exprocuradores evadiendo los impuestos de su Ferrari y que ubican nueve posibles paraderos de un prófugo? Desde este escenario hay dos posibilidades: o son incompetentes o simulan que buscan. En cualquier escenario, los que perdemos somos los mexicanos. Al final César Duarte está en casa.

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