La Nota Dura

El conversatorio

Javier Risco escribe del conversatorio 'Miradas, escuchas, palabras: ¿prohibido pensar?', convocado por el EZLN en Chiapas.

En la Universidad de la Tierra, en San Cristóbal de las Casas, el agua sabe distinto. Los vasos de barro le dejan un sabor a tierra y la mantienen fresca. El aire se cuela en los árboles de la montaña y el tiempo transcurre a merced de los que ahí viven –las horas son simple referencia de una agenda que habita en la tranquilidad–. Ahí han decidido hablar, pero sobre todo escuchar, el conversatorio 'Miradas, escuchas, palabras: ¿prohibido pensar?', convocado por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) que llega en un momento de incertidumbre, desconcierto y políticos ciegos ante los problemas reales del país.

Así como el agua, el aire y el tiempo, la conversación también es distinta, las voces citadas plantean temas que sirven como preámbulo al debate vacío del Palacio de Minería. En el Centro Indígena de Capacitación Integral Fray Bartolomé de Las Casas, las periodistas Marcela Turati y Daniela Rea hablan de la violencia contra el gremio, la frágil libertad de expresión y la discriminación a los periodistas indígenas; el cineasta Juan Carlos Rulfo quiere cambiar el discurso y empezar a retratar historias de un país que debe condolerse, pero también reconstruirse; el poeta Mardonio Carballo nos deleita con el lenguaje de la flor; el escritor Juan Villoro habla del poder del movimiento y de la dignidad de Marichuy; el periodista Luis Hernández Navarro reconstruye las redes de poder de los últimos 30 años en la política nacional y no deja títere con cabeza; el joven escritor Emilio Lezama recuerda la importancia de la sociedad para solventar proyectos periodísticos y por último el subcomandante Galeano, como director de orquesta, se muestra preocupado por la conversación en redes y habla del discurso saturado de "progresistas chairos" y "derechistas chairos", interlocutores que se alejan de la razón para caer en la provocación sin argumentos.

Un par de días antes, en este mismo conversatorio, se han visto varios documentales y películas, se ha cantado rap de protesta, se ha escuchado a mujeres indígenas que acompañan el movimiento, se ha hablado de feminismo, de corrupción, del oasis de dignidad que significa Marichuy, de la violencia imparable, de víctimas, de derechos humanos y se ha bailado y comido con poco dinero.

En ese rincón de México hay una realidad tan distinta de aquella que dibujan los candidatos presidenciables, que hasta pareciera un país diferente y, sin embargo, no lo es. Es un pedazo de tierra que es fiel reflejo de muchos otros rincones que no han aparecido en campaña.

"Las distintas propuestas encienden las discusiones en los transeúntes. Se cruzan acusaciones, calumnias, falacias, argumentos con la solidez de lo efímero, condenas y sentencias apocalípticas. Se reflexiona sobre la importancia y trascendencia del momento, la necesidad de la participación consciente. No en balde se ha luchado tantos años para poder elegir a quien cuide la feliz imagen de la familia feliz.

"Se forman bandos: allá el de quienes insisten en una renovación prudente; aquel otro insiste en el postulado científico de que 'más vale malo por conocido, que bueno por conocer'; otro bando aglutina a quienes ofrecen probidad, buen gusto, modernidad. Unos y otros gritan: '¡No pienses!, ¡vota!'". Una pancarta estorba el trasiego de la gente, en ella se lee "Cualquier llamado a razonar el voto, es un llamado a la abstención. No es tiempo de pensar, sino de tomar partido", dice la invitación a este conversatorio. Y sí. Afuera, entre quienes se disputan el poder, lo que está en la conversación son las acusaciones y el miedo, las amenazas de un México caótico si llega uno u otro, pero una propuesta real de lo que ocurrirá con los miles de mexicanos que han padecido la violencia y la impunidad, de esas voces no hay eco. De esas voces sólo hay sonido en palabras como los ponentes de este conversatorio, en las letras de Marcela Turati y de Daniela Rea, en los versos de Mardonio Carballo o en la prosa de Juan Villoro. Pero ninguno de ellos estará en la boleta. ¿De qué están hablando los que sí?

El debate fue un desfile de propuestas sin sustento, de ataques de unos a otros, frente a la discusión de temas tan trascendentales como la seguridad o la corrupción nuestro gobierno prefirió ignorar, otra vez, a quienes han sangrado con su falta de capacidad para llevar adelante a 120 millones de personas. Ahí no está el verdadero debate.

La vida transcurre de otra forma en ese Chiapas tan dolido y se habla un lenguaje distinto, hace unos días Pedro Salazar, director de Jurídicas de la UNAM, pedía sólo una cosa a los candidatos en el debate: "partan del México real, no del México maquillado". Justo ese México es el que habita en la Universidad de la Tierra, ese es el que se escuchó en este conversatorio y del que se discutió en la cabeza de cada uno de los asistentes, del México que ayer por la noche nadie vio, ni siquiera imaginó.

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