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¿Por qué México compró petróleo a EU?

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El dato es oficial: fueron 11 mil barriles diarios registrados en septiembre de 2016. Unos 330 mil barriles en total en ese mes.

Es poco, considerando que México exporta alrededor de un millón de barriles diarios. Es poco, pero fue compra de petróleo que México hizo a Estados Unidos, es un flujo atípico en la dinámica regional. La información está consignada en la Agencia de Información Energética (EIA) del gobierno de Estados Unidos.

Este tipo de tratos estaban previstos desde la administración del polémico Emilio Lozoya en Pemex.

¿Eso es malo? No necesariamente. Los países deben tener opciones de suministro. Lo que sí muestra es lo rápido que cambia en esta década el control del petróleo en el mundo.

Por si no hubiese sido la constante en otros días, los estadounidenses sujetan las riendas con más fuerza.

Ya no se trata solamente de influir en la política de países productores de Medio Oriente. Hoy, producen cada vez más en casa.

En los días en que Barack Obama era presidente y Enrique Peña Nieto asumía el control del Poder Ejecutivo federal en México, allá producían seis millones de barriles diarios de crudo, poco más del doble de lo que entonces producía México. Era 2012.

Al cierre del año pasado, los estadounidenses alcanzaron los 10 millones de barriles diarios. Unas cinco veces la producción mexicana actual.

A México le pegó el agotamiento de Cantarell y a Estados Unidos le benefició el boom de las reservas de lutitas, la polémica del fracking.

México debe aumentar la producción nacional como consecuencia de las rondas de licitaciones 1 y 2 que organiza el gobierno, pero en lo que eso sucede, vean lo que pasa del otro lado de la frontera:

Las exportaciones de petróleo de Estados Unidos que fueron prohibidas desde los setenta hasta el final de la administración Obama, detonan en estos meses:

En octubre de 2017, Estados Unidos exportó al mundo el equivalente a 1.8 millones de barriles diarios de petróleo crudo, más del triple de un año antes.

Bienvenidos a la era de Donald Trump, que de manera discreta ha liberado a esta industria de restricciones.

El 14 de noviembre del año pasado los tres representantes del sector energético de Norteamérica se reunieron en Houston, Texas.

Pedro Joaquín Coldwell, por México; James Gordon Carr, por Canadá y Rick Perry, por Estados Unidos aprovecharon el encuentro para lanzar una plataforma pública (nacei.org) que resume la relación de dependencia energética entre las tres naciones:

"Canadá y México son socios clave en el comercio de energía con Estados unidos", reconoció al respecto la EIA.

"El sitio NACEI revisa los flujos de energía entre los países considerando petróleo crudo, gas natural y electricidad".

"En 2016 Canadá fue la principal fuente de importaciones de crudo a Estados Unidos, suministrando más petróleo que todos los miembros de la OPEP juntos. México representó la cuarta fuente, detrás de Canadá, Arabia Saudita y Venezuela".

Atención, esta apreciación refiere al año 2016. Hay que esperar su análisis de lo ocurrido en 2017.

Trasladémonos 100 años al pasado. Desde esos días Albert Fall, un senador republicano estadounidense repetía una advertencia: el control de los suministros clave de petróleo determinan qué nación adquiere supremacía global. Los estadounidenses ya no tienen que ir lejos para buscar esa fuente de supremacía.

Twitter: @ruiztorre

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