La evidencia más actual muestra que no. La gente consume cada vez más gasolina en el mundo y la pandemia sólo puso una pausa en el proceso.
Eso podría validar la lógica de construir una nueva refinería en México, que es la narrativa ofrecida por Rocío Nahle, en su calidad de secretaria de Energía, pero antes vale la pena revisar datos aportados por BP en su tradicional Revisión Estadística del Mundo, recién actualizada a 2019.
Desde 2008, la gente aumenta cada año 1.5 por ciento su consumo de este combustible y el año pasado apenas hubo una desaceleración a 1 por ciento, en la lógica de un tropiezo de la economía que en 2020 mutó en devastadora crisis. Eso ocurre en el mundo.
Pero en Norteamérica, la región en la que la petrolera británica ubica a México, el consumo sí está prácticamente estancado en un aumento en promedio de apenas 0.1 por ciento anual durante la pasada década. Incluso en 2019 ocurrió una caída de casi un punto porcentual respecto al año previo.
Aquí es en donde la lógica de una nueva refinería en Tabasco empieza a perder fuerza.
Pero antes de definir posturas hay que ver el mercado nacional, específicamente.
Para Pemex la caída en el volumen de ventas de gasolina del año pasado fue de 5 por ciento –unos 43 mil barriles diarios menos que en 2018– de acuerdo con sus propios datos. Pero hay que recordar que ya no es sólo Pemex la empresa que vende gasolina en el país.
La importación independiente de gasolina por parte de empresas privadas supera mensualmente los 100 mil barriles diarios desde el año pasado, de acuerdo con cifras oficiales recopiladas por la consultora especializada Monitor Energético.
Eso implicaría que hasta 2019 la comercialización de empresas privadas quitó una parte del negocio a la petrolera estatal.
Lo que ocurre en 2020 definirá la virtud o la deshonra de una decisión ya tomada: la nueva refinería va.
Hay dos tendencias a revisar de inmediato: el desplome en el consumo de gasolina este año que ya va en 37 por ciento y la promesa de un nuevo futuro de transporte de empresas como GM o Tesla, hacia un futuro eléctrico, acelerado durante la pandemia.
Las zonas en las que más cae el consumo en México son el noreste, en donde está Nuevo León, y el sureste, la del Tren Maya y circunstancialmente, el estado de Tabasco.
De acuerdo con Monitor Energético, el primer trimestre del año los habitantes de ambas regiones redujeron 47 y 46 por ciento sus compras de gasolina, respectivamente.
No solamente son las empresas automotrices que se dirigen a una menor producción de coches eléctricos.
La misma productora de petróleo y gasolina BP contempla un ajuste global en el consumo de energía. Así lo dijo el director general de la empresa:
"Llegar a cero neto para 2050 (en emisiones de carbono) se puede lograr mediante un cambio radical en todos nuestros comportamientos. Mediante el uso de recursos y energía de manera más eficiente. Y mediante la implementación de la gama completa de energías y tecnologías con cero y bajo carbono a nuestra disposición, incluidas las energías renovables, la electrificación, el hidrógeno, CCUS (captura de carbono uso y almacenamiento), bioenergía y muchos más.
Estas tecnologías existen hoy en día; el desafío es utilizarlas a ritmo y escala", expuso en el documento de revisión estadística anual de la compañía, Bernard Looney.
"En BP, estamos comprometidos a desempeñar nuestro papel. En febrero, adoptamos un nuevo propósito: reimaginar la energía para las personas y nuestro planeta. Y anunciamos una nueva ambición, ser una empresa neta cero para 2050 o antes y ayudar al mundo a llegar a cero neto. La experiencia de Covid-19 sólo ha reforzado nuestro compromiso con este propósito y ambición, destacando tanto la fragilidad de nuestro planeta como las oportunidades que brinda para realmente reconstruir mejor".