Parteaguas

¿Van a comprar un coche eléctrico?

Con todo y la crisis de abasto de gasolina y los beneficios de los vehículos eléctricos, Rocío Nahle defiende una ruta que llevará a los mexicanos a consumir más gasolina y diésel.

Puede ser mejor para el ambiente y aunque indirectamente también contamina, favorece las finanzas de quien lo utiliza. Tiene un mejor torque, lo que significa que acelera más rápido que aquellos de motor de combustión y sus precios ya son equivalentes a los de un carro compacto de gama alta.

En un país en el que los únicos coches cuyas ventas crecen todavía son los de lujo, no sería difícil ver en las calles más Nissan Leaf, por ejemplo, que comienzan en menos de 700 mil pesos, de acuerdo con su sitio web. Los Tesla Model 3 están también en ese precio, aproximadamente. El primero requiere 40 kilowatts hora para recorrer unos 250 kilómetros. Eso cuesta más o menos unos 100 pesos, dependiendo de la tarifa de cada quien.

Pero con todo y la crisis de abasto de gasolina, piensen nuevamente eso de comprar un auto eléctrico, porque la secretaria de Energía, Rocío Nahle, defiende otra ruta, la que llevará a los mexicanos a consumir más gasolina y diésel, lo que justificará instalar una nueva refinería adicional a las seis que no funcionan cabalmente y seguramente en algún tiempo encontrará el modo de hacer llegar combustible a las gasolineras.

Ese enfoque pospone el plan para darle la vuelta a la caída de producción del gas natural con el que la CFE y sus proveedores producen la mitad de la electricidad en México. Las energías "limpias" avanzan, pero están cortas, producen una quinta parte del total nacional, incluyendo las plantas hidroeléctricas. Lo demás la CFE lo produce con energía nuclear o quemando carbón y petrolíferos parecidos al chapopote.

Entonces es gas natural lo más importante y seguimos con un escenario de caída del combustible del que dependemos para tener luz en la casa: la producción de este hidrocarburo en México bajó 25 por ciento durante el sexenio de Enrique Peña Nieto, quien no mostró interés por la actividad de extracción o por Pemex, en general.

Irónicamente, debido a que sustituye combustibles mucho más sucios, el gas es una vía rápida para reducir emisiones a la que solo tendremos acceso mediante los proveedores que ahora son habituales: los estadounidenses. Allá los texanos gracias a este producto incluso ya presentan argumentos frente a quienes advierten del calentamiento global que provoca el petróleo.

"El año pasado se anunció que Estados Unidos redujo sus emisiones de carbono más que ningún otro país por novena vez en 18 años", dijo la semana pasada el comisionado Wayne Christian.

"Estas reducciones coinciden directamente con el boom de shale y con nuestro incremento en la producción y consumo de gas natural", abundó el miembro de la Texas Railroad Commission, encargada de regular la actividad de explotación de yacimientos texanos, muchos de ellos mediante el fracking.

Acá, el propósito de corto plazo es importar más gas que ellos producen sin parar, algo similar a lo que ocurre con la gasolina. Pero de largo plazo parece ser otro el camino, pues el Proyecto de Nación 2018-2024 que presentó AMLO en campaña ataca de manera contundente el consumo de gas y supone que las hidroeléctricas pueden sustituirlo en el mediano plazo.

En lo que eso sucede, representa una suerte de riesgo de suministro pensar como los que definitivamente compraremos en algún momento un vehículo eléctrico porque creemos que es mejor para el ambiente y para nuestra economía doméstica.

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