La encuesta publicada ayer por EL FINANCIERO es una sorpresa para algunos. Y no me refiero solamente a los candidatos y sus equipos, sino también para todos los observadores (debo decir que la encuesta fue levantada antes de saber quiénes de los independientes quedaron en la boleta, así que esa medición la tendremos una vez arrancadas las campañas).
Me parece que es una foto importante antes del arranque de las campañas la semana entrante. Podemos suponer que en la campaña de AMLO todo es felicidad por la enorme ventaja que le da la encuesta. En realidad, desde hace tiempo todas las encuestas indican que López Obrador, si bien no puede bajar la guardia, solamente se tiene que enfocar en no cometer errores para ganar la elección. Esto es poco probable. El candidato tabasqueño es especialista en cometer pifias. Le ganan las ganas de opinar, de descalificar a quienes no piensan como él. Decir barbaridades que metan miedo en ciertos sectores es parte de sus especialidades y parece ser que esta semana se soltó el chongo y 'ha vuelto a las andanzas', por decirlo de alguna manera. De cualquier modo, si tiene la ventaja que le da la encuesta publicada ayer, todavía se puede dar el lujo de perder unos puntos 'sacando a pasear al tigre', enseñar colmillos y acusar a sus detractores. Claro, todo esto, aunque él no se dé cuenta, tendrá un costo en los mercados, gane como gane –en caso de hacerlo.
Hay buenas noticias para Meade. De ser ciertos los números de EL FINANCIERO, ha superado ya al otro nerd y por primera vez que yo recuerde, se ve una encuesta en la que cruza con tendencia hacia arriba y se coloca en el segundo lugar. No creo que solamente sea la campaña contra Anaya; más allá de que suba el PRI como tal, creo que recupera algo del anti-AMLO que ha perdido Anaya. Puede ser que la exposición del propio candidato haya caído bien. Por supuesto que hay que tomar en cuenta que el anti-PRI es altísimo en la mayoría de las encuestas, y el hecho de que aún no empiece el bombardeo de spots y demás productos contra el tricolor y el gobierno del presidente, es algo que hay que tomar en cuenta. En esto, muchas veces como se sube, se baja.
Anaya parece tener problemas. Aparece en tercer lugar. Su partido también ha perdido preferencias (de hecho, en casi un año Ricardo ha logrado hundir a su partido del primer lugar al tercero con su sola presencia como candidato, logro notable). Es claro que la campaña en su contra, que lo colocó como lavador de dinero, le ha hecho daño. Su conocida claridad a la hora de hablar, ha chocado a la hora de explicar sus múltiples andanzas financieras. La sociedad con el PRD solamente le ha traído desprestigio; sus alianzas con la 'sociedad civil' le abonó al desdibujamiento y los panistas han perdido quién los represente (no aparecen ni en los spots, el ninguneo a los panistas es pavoroso). Anaya ha lanzado una estrategia que no va con él y el resultado está a la vista. Se suponía que quien iba a meter a la cárcel a todos y golpear a las instituciones era AMLO, pero es Anaya el que lo propone; se suponía que el que iba a regalar dinero a todos era AMLO, pero es Anaya el que trae esa propuesta; se suponía que AMLO era el de las 'comisiones de la verdad', pero ahora Anaya el de la idea. Es una agenda tomada prestada de alguna columna de sus nuevos amiguis 'estratégicos'. El resultado está a la vista.