Leon Opalin

Descontento social en Jordania

El columnista opina que la crisis y los refugiados sirios han cambiado el rostro de Jordania.

Después de siete años del fracaso de la denominada Primavera Árabe en Jordania, cuando la ciudadanía salió a las calles a protestar, nuevamente volvió a manifestarse masivamente al inicio de junio de este año para exigir justicia social, trabajo (la tasa de desempleo es de 18.0% en el presente), el fin de la corrupción y el del represivo régimen policial. En 7 días de violentas manifestaciones hubo medio centenar de detenidos y decenas de heridos. El enojo de la gente que protestó derivó por el aumento significativo en los precios de los combustibles, la electricidad y de el establecimiento de nuevos impuestos que gravan a 165 productos básicos; los precios del pan se duplicaron, producto que antes estaba altamente subsidiado.

El aumento de precios y de impuestos deriva de que el Fondo Monetario Internacional (FMI) otorgó a Jordania una línea de rescate de 723 millones de dólares a tres años, a cambio de que el gobierno instrumente un programa de reformas estructurales para reducir la deuda pública hasta el 77.0% del PIB para el 2021, frente a 95.6% en el 2015, equivalente a 40,000 millones de dólares.

La reforma fiscal del gobierno aún está pendiente de aprobación por las dos Cámaras. Se pretende incrementar el número de contribuyentes y rebajar el umbral de ingresos para que el causante pague el impuesto sobre la renta. Cabe destacar que una quinta parte de la población está bajo el umbral de la pobreza. El PIB per cápita es bajo, alrededor de 4,000 euros anuales. En el mercado laboral concurren 2 millones de extranjeros, más de la mitad son refugiados sirios y el resto son inmigrantes egipcios e iraquíes, principalmente, que compiten con los trabajadores jordanos, en virtud de que son mano de obra barata.

La revuelta de los jordanos contra la Reforma Fiscal se extendió por todo el país, empero, principalmente en Aman, la capital, que convocó a 200 mil personas que se concentraron frente a las oficinas del Primer Ministro, Hari al Mulki, que se vió obligado a dimitir. Jordania tiene un régimen monárquico establecido desde su creación en 1922 por decisión del Mandato Británico en Palestina en aquél entonces. Jordania es un país pequeño, con una superficie de 89,320 km2, su economía está poco diversificada, solo posee algunas minas de fosfatos y potasio; su tierra es poco generosa y tiene una grave escasez de agua. De aquí que sea altamente dependiente de la ayuda externa, básicamente de EU y las monarquías del Golfo Pérsico, que han condicionado a Jordania a que alinee su política externa a los intereses regionales de esos países, oficialmente Jordania ha declarado que es neutral en la guerra Siria, empero, en la práctica ha acatado las órdenes de EUA y Arabia Saudita para desmantelar al Estado Sirio.

En este contexto, Jordania ha tenido que sufrir las consecuencias de la guerra de Israel contra los palestinos y de EUA y sus aliados contra Irak y Siria. Jordania junto con Líbano, Turquía e Irak han sido de los principales receptores de sirios que huyen de la guerra. A Jordania han llegado 1.4 millones de sirios, que han agravado los problemas de gestión de las autoridades que no estaban preparadas para recibirlos.

En los campos de refugiados hay escases de productos básicos a pesar de que el gobierno jordano recibe miles de millones de dólares de ayuda para los refugiados, de diferentes organizaciones y Estados, que obviamente desaparecen bajo el manto de la corrupción. Por lo demás, abundan las quejas de los refugiados sirios por maltrato, y torturas por parte de Jordania y expulsiones por falsas acusaciones de que pertenecen al Estado Islámico (EI). Israel entrega recursos económicos y ayuda técnica a Jordania como contrapeso a la influencia del grupo terrorista libanés Hezbolá, proiraní. Desde junio del 2016 después de un atentado en el que murieron 6 jordanos, el Reino de Jordania cerró su frontera de 375 km con Siria no dejando pasar a los sirios que huyen de la guerra.

La crisis se ha agravado por la guerra Siria; han disminuido sensiblemente los flujos turísticos a Jordania también se han perdido rutas de exportación de Jordania a Siria, que la conectaban con Europa y el resto del mundo. Igualmente la reducción de la ayuda de Arabia Saudita a Jordania ha tenido un fuerte impacto en su economía: de 473 millones en el 2015 a 165 millones el año pasado. Los 250 millones acordados para el 2018 no han llegado. La causa del menor flujo de recursos de Arabia Saudita y de los Emiratos Árabes Unidos a Jordania está relacionado con la negativa de Jordania a participar en el boicot que ambos países impusieron a Qatar, en junio de 2017 a través del retiro de sus embajadores en Qatar, el corte de vías de comunicación aérea, marítima y terrestre con ese país para aislarlo económicamente; las medidas fueron secundadas por Egipto y Bahrein. El motivo del boicot a Qatar se estableció por sus estrechos lazos con Irán, Arabia Saudita lo considera un país terrorista que le compite por la hegemonía regional.

Arabia Saudita teme que Jordania intente buscar nuevos aliados y se acerque a Turquía, Rusia y Qatar; de aquí que junto con los Emiratos Árabes Unidos y Kuwait ofrecieron a Jordania el 12 de junio pasado un plan de ayuda por 2,500 millones de dólares para "aliviar la crisis"; el paquete incluye un depósito en el Banco Central de Jordania, garantías del Banco Mundial, asistencia presupuestaria ni durante 5 años y financiamiento para proyectos de desarrollo.

La crisis y los refugiados sirios han cambiado el rostro de Jordania; además de la ayuda foránea, el país precisa revisar a fondo su política económica y una nueva ley electoral para que le ayuden a transitar a la democracia.

COLUMNAS ANTERIORES

Francia facilita a los judíos recuperar obras robadas por los nazis
Los judíos de Hungría

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.