Leon Opalin

La comunidad judía de Suecia amenazada por el antisemitismo

No cabe duda de que los judíos viven en Suecia con miedo e inseguridad, opina el columnista.

Los judíos de Suecia, alrededor de 20 mil personas en el presente, que durante décadas han disfrutado del entorno de una sociedad liberal de bienestar y respeto a los derechos humanos, enfrentan actitudes violentas de el creciente número de residentes musulmanes y de los ultraderechistas neonazis suecos. Sólo quedó en la memoria cuando durante la ocupación alemana en Dinamarca en la Segunda Guerra Mundial, que Suecia acogió en su territorio a casi 8 mil judíos de ese país que fueron rescatados por barco por el movimiento de resistencia danés, solo 450 judíos de Dinamarca fueron capturados por los nazis y enviados al campo de concentración de Therestenstaldt.

En los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, muchos refugiados de los países balíticos, Rumania y Polonia se trasladaron a Suecia. En las décadas siguientes hubo otras oleadas de judíos refugiados desde Hungría, 1956-1958, que abandonaron a los gobiernos comunistas; mas vinieron de Polonia entre 1968 y 1970; de manera que entre 195 y 1970 la población judía de Suecia se duplicó. Los judíos en Suecia, son una pequeña minoría, comparado con los musulmanes que suman alrededor de medio millón en ese país. Más de 6 mil judíos son miembros de alguna congregación; Estocolmo la capital de Suecia, tiene la comunidad judía más grande, empero, también las hay en Malmó, Gothenburg, Borás, Helsingburg, Lund y Uppsala.

En el presente la mayoría de los miembros de la comunidad judía de Suecia son sobrevivientes del Holocausto o segunda y tercera generación; tienen una estructura de "comunidad unida", que amalgama a las diferentes corrientes religiosas del judaísmo; es de destacar que en la tercera generación el porcentaje de matrimonios mixtos se incrementó de manera significativa. Cada comunidad judía guarda su característica especial y una sinagoga de acuerdo a su estilo, sin embargo, el edificio comunitario es uno.

El multiculturalismo promovido en Suecia tiende a debilitarse por el extremismo musulmán y la extrema derecha que desafían a la vida comunitaria, particularmente a la de los judíos. Los incidentes antisemitas violentos en Suecia y otros países europeos, como Alemania, se dispararon después del reconocimiento de Jerusalén por parte de EUA como la capital de Israel. En mayo de este año cerró sus puertas la pequeña congregación judía de UMEA de 70 habitantes judíos al Norte de Suecia, por la intimidación de grupos neonazis. Los neonazis del Movimiento de Resistencia Nórdica a partir del 2016 habían pegado calcomanías con imágenes fascistas en el Centro Comunitario de UMEA.

La comunidad judía de Malmó con solo 2,000 judíos, ha recibido el mayor impacto de la violencia del antisemitismo musulmán y de grupos neonazis. En Malmó, al sur de Suecia, que es la tercera mayor ciudad del país con más de 350 mil habitantes, de ese total un tercio son extranjeros, principalmente musulmanes de Irak, Bosnia, Líbano, Irán y Turquía. Malmó había sido un refugio para varias generaciones de judíos que huían de persecuciones y de la intolerancia; ahora sienten amenazada su existencia. El acoso en las escuelas judías es especialmente preocupante con la decisión de Trump de declarar a Jerusalén la capital de Israel, en diciembre pasado estallaron en Malmó una ola de manifestaciones contra los judíos. El cementerio judío en la ciudad fue atacado con bombas incendiarias. En la Sinagoga de esta ciudad la congregación judía ha puesto barreras para evitar ataques con vehículos; el área ha permanecido custodiada por la policía durante mucho tiempo.

Los judíos viven bajo asedio, no pueden usar símbolos judíos en público, sin ser atacados por organizaciones musulmanas disfrazadas de activistas, que promueven el antisemitismo en escuelas y en instituciones públicas de Suecia; se estima que la mitad de los incidentes antisemitas son provocados por grupos musulmanes y otro 25.0% por movimientos de ultraderecha, principalmente.

En las mezquitas de Suecia se difunden constantemente mensajes antisemitas; así, por ejemplo, un Imán en una mezquita en la ciudad de Helsingbord dijo en julio del año pasado que los judíos descendían se simios y cerdos.

La organización musulmana radical promueve conferencias antiisraelíes, "son recibidas en Suecia con los brazos abiertos", indicativo que en ese país se legitimisa el antisemitismo Grupos políticos propalestinos que actúan en Suecia tienen vínculos cercanos con terroristas que han asesinado civiles en Israel. Diferentes organizaciones proplaestinos han sido financiadas por el Municipio de Malmó y por otros municipios de Suecia, estas organizaciones promueven que el trato de Israel a los palestinos es peor que el Holocausto. Los medios suecos callan.

Existe un fuerte compromiso propalestino entre varios políticos suecos que ha resultado "en un debate totalmente inexacto y surrealista sobre el conflicto Israel Palestina, en el cual es demonizado". Los partidos políticos buscan votos entre los electores inmigrantes.

Hoy día en Suecia apoyan grupos que demonizan a Israel y propagar el antisemitismo es un fenómeno cotidiano. Uldaz Javidi candidata por el partido Iniciativa Feminista para las elecciones del 9 de septiembre, llegó al extremo de proponer que todos los judíos israelíes (más de 6 millones) deberían mudarse a EUA para que los palestinos puedan vivir en paz y reconstruir el país que alguna vez fue suyo. Los medios de comunicación suecos obligaron a Javidi a retirar su candidatura.

"En Suecia el antisemitismo importado del Medio Oriente se financia con el dinero de los contribuyentes. El gobierno no está preparado para la tarea de enfrentar este fenómeno y no está tomando medidas efectivas contra la propaganda antisemita, prefieren tener un diálogo agradable y tranquilo. En diciembre del 2017 se presentó una moción al consejo municipal de Malmó para "mapear" y analizar el antisemitismo en esa ciudad para que se pudieran tomar medidas correctivas de este fenómeno, la propuesta fue impopular porque obligaría a las autoridades de Malmó a reconocer la existencia del antisemitismo como un gran problema.

Las elecciones legislativas celebradas el 9 de septiembre pasado en Suecia mostraron la fortaleza de la extrema derecha en un país que ha sido durante décadas un modelo de las políticas sociales y de integración en Europa. El partido xenófobo y eurófobo Demócratas Suecos (DS) subió al 17.7% de las papeletas, tras ganar más de cinco puntos con respecto a los comicios anteriores, celebrados en 2014, y se consolida como la tercera formación del país.

Los sociales demócratas volvieron a ser la fuerza más votada, pero cayeron del 31% al 28.3%, con lo que marcan el peor resultado de su historia. El hecho de que ni el bloque de centroderecha, ni el de centroizquierda, obtenga una mayoría clara en el Parlamento de 39 escaños otorga más capacidad de maniobra a los diputados de DS, una formación que ha agitado el fantasma de la inmigración y su recelo al proyecto europeo durante toda la campaña.

No cabe duda de que los judíos viven en Suecia con miedo e inseguridad. El islam y los ultras de derecha cada vez más dominan Europa.

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