Leon Opalin

Sociedades Paralelas en Europa

Las sociedades europeas ven surgir otras sociedades paralelas del Islam que exigen privilegios religiosos y se infiltran en las instituciones. Francia es ejemplo en donde estas zonas van en aumento.

Un creciente número de ciudadanos de diferentes países de Europa están demandando a sus gobiernos instrumentar acciones contra las pandillas migratorias de musulmanes radicales que los están aterrorizando. En este ámbito, una reciente encuesta realizada en Francia reveló que la mayoría de los franceses respaldan la deportación de los radicales musulmanes, así como la aprobación de una ley que prohíba el Islam radical.

La invasión de inmigrantes musulmanes radicales a Europa en los últimos tres años, conocida como la Hijrah, que se caracteriza en que para sus integrantes la religión domina al mundo secular, lo que se ha llamado el "absolutismo religioso". Esta doctrina promulga la reducción de un musulmán por otro musulmán a la categoría de infiel, o peor aún, de apóstata, de traidor a la religión y por tanto se le debe aplicar el castigo capital.

La red terrorista ha utilizado esta doctrina para justificar las matanzas de musulmanes. Asimismo, legitimiza desde el punto de vista de el Corán y el Islam, la voluntad de Alá predicando la superioridad del Islam sobre todas las demás religiones y tiene un derecho divino para gobernar el mundo y luchar contra los infieles; el derramamiento de sangre tiene que durar hasta que el mundo se someta al Islam.

Cabe mencionar que la Hijrah originalmente se relacionaba con el Islam a partir de la huida del Profeta Mahoma de la Meca a Medina en el año 622 D.C. para escapar de un asesinato y preservar su comunidad. Mahoma y sus seguidores sabían que se permanecían en la Meca, los no musulmanes los despreciarían, sus vidas corrían peligro. Así, en un acto de Hijrah o migración pacífica, el Profeta salió de la ciudad de su nacimiento; el Islam tendría una base estable en Medina y libertad de acuerdo a los dictados de su fe.

La Hijrah en décadas recientes se ha asociado principalmente a la guerra contra los infieles; el surgimiento del Estado Islámico (EI) ha dado lugar a que se redefina el concepto para incluirlo en el glosario de la violencia extrema; en este contexto, se ha creado una poderosa herramienta para radicalizar y reclutar musulmanes por todo el mundo. Los musulmanes radicales no quieren integrarse a las sociedades europeas a las que consideran parte de la "casa de guerra", aunque también el rechazo a la integración deriva de la no aceptación de los europeos a los musulmanes sean radicales o no. La xenofobia dificulta la integración socioeconómica y genera un enorme resentimiento entre quienes la producen. Es difícil que una persona pueda llegar a sentirse miembro de un colectivo excluido por su religión o por su origen extranjero.

Parte de los inmigrantes radicales que están llegando a Europa se integran a redes globales que planifican y ejecutan atentados en ese continente y en otros países del Medio Oriente y en el Magreb (la región norte del Continente Africano), principalmente. Paralelamente, existen grupos radicales islámicos autónomos que persiguen los mismos objetivos, sin embargo, tienen una conexión débil con otras redes del país en donde residen o del exterior, de hecho las redes que han sido más letales, son las autónomas. Utilizan de manera significativa la internet como medio de transmisión de consignas, de entrenamiento y de propaganda; su carácter flexible les permite integrar a individuos de confianza, cuya ayuda resulta indispensable para el funcionamiento de el grupo.

En este contexto, Guillen Kepel, politólogo orientalista y académico de origen francés, especialista en el Islam y el Mundo Árabe, considera que el radicalismo es una señal inequívoca del declive del islamismo, como una forma de guerra civil entre las diferentes corrientes del Islam, una lucha por el liderazgo político y religioso detrás de la cual están Arabia Saudita, Qatar, los países del Golfo, Turquía e Irán, que proporcionan los recursos económicos y el adoctrinamiento a través de las Madrasas (escuelas religiosas) e imanes (en principio es cualquier persona que conozca bien el ritual del rezo).

En diferentes países de Europa se ha tomado la decisión de cerrar mezquitas y la expulsión de imanes que a través de su discurso de odio que difunden, bajo la apariencia de religión. En este sentido, el gobierno actual de Austria aplica "tajantemente" una ley aprobada en el 2015 que prohíbe cualquier financiamiento extranjero para predicadores y sitios de culto musulmanes para limitar las sociedades paralelas radicales musulmanas. El Ministro del interior de ese país, ha consignado que 60 predicadores de la asociación austro turca, ATIB podrían ser deportados junto con sus familias en breve; la ATIB cuenta con 100 mil miembros, es conocida por su proximidad con el partido islamista turco, AKP, del presidente de Turquía Erdogán.

Las sociedades europeas cada vez más ven surgir otras sociedades paralelas del Islam que exigen privilegios religiosos y se infiltran en las instituciones y en la vida ciudadana, pretendiendo que sean regidas por la Saharia (la Ley Islámica). Así por ejemplo, en un informe elaborado por la agencia del Ministerio de Suecia se consigna, que lo Hermanos Musulmanes, la organización islamita más grande del mundo, ha penetrado intensamente en las principales instituciones del país, construyendo una sociedad paralela que crece sin parar, impulsada por "la tolerancia políticamente correcta" y por la estigmatización como "islamofobo" de cualquier persona u organización que denuncie esta situación.

La infiltración de los musulmanes en los gobiernos, las ONGS, en instituciones académicas, en otras instituciones de la sociedad civil y en los partidos políticos de Europa, está fomentando la tensión con la sociedad secular y "golpean la estructura establecida de valores que concede la aceptación y la tolerancia hacia los ciudadanos que en buena medida pretenden ser diferentes e intolerantes con quien los han acogido".

Las sociedades paralelas son zonas de las ciudades europeas donde rige la cultura y las normas de conducta musulmanas, enclaves donde vive un abultado número de musulmanes como para imponer sus leyes y estilo de vida. El enfoque normal de los políticos europeos del establishment es negar la existencia de estas zonas de exclusión, donde las pandillas tienen el control y la policía no puede entrar.

En Europa están surgiendo "sociedades paralelas" musulmana a través de zonas de No-go, donde rigen diferente reglas en las que las pandillas tienen el control. Las zonas No-go en Europa es una verdad que todos conocen y callan. Los musulmanes creen "que los territorios conquistados para Alá les siguen perteneciendo y eso pasa de generación en generación, los terroristas prometen de nuevo esos territorios a la Umma (comunidad musulmana) en el paraíso".

Un informe en el 2011 Banliee de la Republique, (Suburbios de la República), encontró que el suburbio Seine-Saint-Denis y otros suburbios parisinos están convirtiéndose en "sociedades islámicas independientes", en donde ni los propios franceses pueden ejercer sus leyes, la ley es la Saharia. Predicadores musulmanes están promoviendo la marginación social de los inmigrantes musulmanes con el fin de crear una sociedad musulmana paralela en Francia regida por la ley de la Saharia.

En las zonas No-go reina la anarquía y la inseguridad; las autoridades de los países europeos receptores de inmigrantes han perdido el control sobre muchas zonas prohibidas y son incapaces o no están dispuestas a proporcionar ayuda pública básica en estos sectores, como el servicio de policía, bomberos, servicios de ambulancia, por temor de ser atacadas por los jóvenes musulmanes.

Las zonas No-go están creciendo en las principales ciudades europeas que se convierten en un semillero del radicalismo islámico y representan una amenaza para la seguridad de Occidente. Este problema está bien documentado, pero los partidarios del multiculturalismo niegan esta realidad, simplemente porque "no es políticamente correcto". Los enclaves musulmanes existen principalmente en Francia y la Gran Bretaña.

En las zonas No-go prevalece la agresión, el comportamiento antisocial, el narcotráfico, tensiones de tipo radical y tribal, que están obligando a los no musulmanes a salir de ellas, e incluso salir de los países. Occidente parece haber olvidado cuánto costó expulsar a los musulmanes de Europa. Están de vuelta y esta vez con la venia y la aprobación de Occidente, la reconquista de Occidente se está llevando a cabo sin armas y esto es muy preocupante. Los dirigentes del Islam dicen que desean la paz; para ellos la paz solo puede ser alcanzada por la conversión del mundo entero al Islam. Las alarmas se han encendido.

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