El Globo

El gobierno del veto

Leonardo Kourchenko escribe sobre el veto de Rajoy en España y señala que Pedro Sánchez, líder del PSOE, llega a la jefatura de gobierno con urgentes tareas a resolver.

El presidente de España, Mariano Rajoy, pensaba que podía librar con cierta holgura el voto de desconfianza convocado en su contra por el PSOE y una alianza de partidos y organizaciones. Tal vez pensó, que una vez más, la oposición pretendía acusar al Partido Popular (PP) y al gobierno de los fracasos en las negociaciones con Cataluña, de la persecución a Puigdemont o de los sonados casos de corrupción. Pero, sin los votos suficientes, saldría avante. ¡Sorpresa! Perdió la jefatura de gobierno.

El PSOE con Podemos, Ciudadanos, sumó 4 votos de ventaja en el veto al gobierno de Mariano Rajoy que produjo, bajo la fórmula de los regímenes parlamentarios, la desaparición total del gobierno del PP y la entrega de mandos al PSOE, así, sin mediar elecciones ni llamado a las urnas.

Para nadie era un secreto la creciente impopularidad del presidente Rajoy quien ya desde el 2016 había tenido enormes problemas para conformar gobierno.

El joven Pedro Sánchez, líder del PSOE llega a la jefatura de gobierno con urgentes tareas a resolver: la primera sin duda, conformar un gobierno sólido y con experiencia, de la que él carece en lo personal. Pero más allá, enfrentar algunas de las graves heridas que el PP y Rajoy le han heredado a España.

A saber: el grave y profundo diferendo con los catalanes, en general con la región autonómica, y de forma más señalada, con los separatistas. Esto será tal vez una de las pruebas más delicadas para Pedro Sánchez, quien deberá hacer a un lado el discurso suave y conciliatorio de los puentes y la comunicación de los socialistas, que no aterriza y propone soluciones concretas, y avanzar hacia una agenda que impulse un nuevo Estado, con varias naciones o muchos países. Nada sencillo.

Lo cierto es que la cita con los catalanes es prioritaria, y ya se mencionan mecanismos para incluirlos en el gobierno, conformar una especie de coalición que además del PSOE, pueda integrar a ministros de otras fuerzas, sin llegar tal vez al extremo de Podemos, quienes proponen que la misma Coalición del Veto, la que expulsó a Rajoy, se convierta en Coalición de Gobierno. Se ve difícil, casi imposible, especialmente porque los socialistas, los más experimentados, reclaman el control total. Sánchez deberá buscar equilibrios, vínculos con otras fuerzas.

Pero hay muchas más urgencias en España. La lucha contra la corrupción, la investigación de casos que salpicaron al gobierno saliente como automóvil en lodazal. Rajoy se negó a enfrentar la gravedad de las acusaciones y los señalamientos. Sánchez tendrá que designar –se habla de un Fiscal Especial– a una comisión investigadora que documente y registre los excesos, contratos y componendas del anterior gobierno.

Y ahí aparecen una larga lista de derechos, equidad de género, pensiones a los mayores, acceso a educación superior y muchas más que forman parte habitual de la agenda socialista.

Llegó el tiempo señor Sánchez, de probar de qué está hecho. De demostrarle al pueblo español si no solamente es bueno en lanzar críticas punzantes al presidente, sino ahora, asumir el cargo y poner en marcha soluciones.

Ellos –el nuevo gobierno– tendrán que evaluar en cuánto tiempo convocan a elecciones, pero no podrá pasar de 10 meses, según mi cálculo, para que el nuevo gobierno se someta al juicio del electorado.

Vaya vuelco el de la política española que debiera enviarnos señales y lecciones muy claras. La corrupción, no será más tolerada, esperemos, en ninguna parte.

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