La Aldea

Cambio de estrategia

Enfrentaremos un 'crudo invierno' si no se da un 'golpe de timón' y se cambia la estrategia contra la pandemia, ya que se empalmará con la influenza estacional.

La estrategia de combate al coronavirus ha sido un desastre en México y en otras partes del mundo. A diferencia de países que atendieron con oportunidad la crisis, previeron medidas, implantaron modelos de pruebas masivas, trazabilidad de infectados y aislamiento de enfermos, lograron niveles de contención más eficientes. México, Gatell y Alcocer –un señor que usted no conoce ni nadie, por incapaz y desaparecido, pero cobra como secretario de Salud de este gobierno– han fracasado con el costo de decenas de miles de vidas que pudieron haberse salvado.

Seis exsecretarios de Salud de México, no expertos internacionales que desde pedestales académicos distantes señalan nuestro fracaso, sino quienes conocen en detalle las carencias y limitaciones del Sistema Nacional de Salud, emiten un mensaje de alarma y de alerta: o cambiamos la estrategia –fallida y errática– o tendremos 200 mil decesos y un millón de contagios.

La exsecretaria Mercedes Juan, y los exsecretarios Chertorivski, Frenk, Córdova, Narro y Soberón, todos reconocidos por sus méritos académicos y como servidores públicos, presentaron un plan de acción inmediato de 14 puntos, realización de 127 mil pruebas semanales, coordinación central de políticas contra la pandemia, coordinación con los estados, y el uso de cubrebocas.

Según mediciones presentadas por el doctr Frenk, el uso de cubrebocas podría salvar hasta 27 mil vidas en México.

Por eso resulta frustrante, irritante, deplorable la irresponsabilidad del 'Chapulín' Gatell y de este gobierno. La caprichosa terquedad del presidente ha costado la vida a miles de mexicanos por rechazar el uso de cubrebocas. Será que el mundo está equivocado, ahora que exigen su uso obligatorio –bajo pena de multa– en múltiples países.

Nadie propuso aquí un plan de educación para la salud; nadie fue consistente y responsable con medidas estrictas –tal vez si acaso, Claudia Sheinbaum y su difícil rol de proteger a los ciudadanos al tiempo de complacer al presidente. Nadie estableció mecanismos de coordinación con los gobiernos estatales, hasta bien avanzada la pandemia; el gobierno desdeñó el rol y las facultades legales del Consejo General de Salubridad.

Los exsecretarios advirtieron de "un crudo invierno" si no se da un "golpe de timón" y se cambia la estrategia, debido a que la pandemia que no se ha controlado, se empalmará con la influenza estacional de fin de año. ¡Fuera de control!

Pero aquí nadie se inmuta. Se cuenta la ocupación de camas de hospital y se ignora que la gente, en su mayoría, se muere en su casa. El señor Gatell y su hábito de cambiar números y estimaciones, aparece cada noche a contar la historia increíble de un número que los expertos multiplican por tres. México está cerca, según estimaciones estadísticas, de los 180 mil decesos, y del millón 800 mil contagios. Una tragedia que se oculta y se desdeña con los cachitos de la lotería entregados a hospitales. ¡Vaya payasada!

Entreguen insumos a hospitales. México tiene el vergonzoso récord a nivel mundial de más fallecimientos en el sector médico y de enfermería, lo que se traduce en un descuido criminal al ejército en la primera línea de combate al Covid.

Nadie en su sano juicio pudiera desestimar las recomendaciones de los exsecretarios, su llamado urgente a la acción con decisiones concretas en protección de la vida de miles de mexicanos. Me parece inaudito admitir que forman parte de una conspiración para desacreditar a los actuales funcionarios. Ni siquiera son o participaron del mismo partido en el gobierno; muchos de ellos no son militantes de ninguna fuerza política. Son científicos, investigadores y académicos que conocen el tema en detalle.

Con profunda reserva, me permito pronosticar que no les harán el menor caso. Aquí lo importante es lo que determina el caudillo, su tenacidad para domeñar la realidad, para hacerla a su imagen y semejanza, y esa terca tendencia a resistirse a los hechos y a las cifras.

Se van a morir más de 100 mil mexicanos… Pues ni modo. Se van a morir 200 mil… No había forma de detenerlo, le ha de decir Gatell al presidente, para consolar una inexistente conciencia ética. Así son las pandemias… "se mueren quienes se tienen que morir" –dijeron por ahí en el colmo del cinismo en alguna de sus incontables apariciones. Pues no. Es falso. Hay estrategias preventivas y de contención, pruebas para limitar contagios, para evitar dispersión masiva del virus. Aquí no se hizo nada. Y mucho me temo que seguirán sin hacer nada a pesar del llamado urgente de los científicos.

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