La Aldea

La desgracia de los independientes

Armando Ríos Piter y Jaime Rodríguez tendrían por lo menos que responder algunas preguntas, antes de acusar tan airadamente al árbitro electoral.

Los resultados de firmas y validaciones dadas a conocer por el INE en días recientes dejan una sensación de fracaso y de incredulidad. Los candidatos independientes a la presidencia –no todos– sus equipos, operadores de campo y activadores de votos, aplicaron las peores prácticas del partidismo más sucio que se registre, y mire usted que en México podríamos escribir enciclopedias de marrullerías electorales.

Firmas duplicadas, falsificadas, simuladas, con credenciales falsas, con credenciales verdaderas pero fotografías y firmas alteradas… Un amplio, perverso y deshonroso repertorio de ilegalidades.

Es importante exculpar de esta vergonzosa colección a Margarita Zavala, puesto que no sólo tiene un mínimo porcentaje de firmas ilegítimas (en total 436 de más de un millón, menos 0.004 por ciento), sino que existe una constante congruencia en la veracidad de sus respaldos. Su equipo trabajó de forma distinta, convocó al voto con otros mecanismos y se movilizó –me consta– en plazas, parques, centros comerciales y mercados. Nunca me encontré en persona, durante estos seis meses, a ningún 'recaudador' de firmas de Ríos Piter o del Bronco. Pude presenciar a jóvenes activistas por Margarita en Tlaquepaque, en Coyoacán, en Copilco o en Santa Fe.

¿Qué hicieron distinto Jaime Rodríguez y Armando Ríos? ¿A qué tipo de promotores del voto integraron a sus equipos que hoy aparece esta escandalosa inconsistencia de credenciales y fotocopias con el padrón real y auténtico?

Lo que resulta evidente es que esos dos aspirantes independientes tienen –lo señalan los hechos consignados por el INE– decenas o cientos de miles de firmas que no corresponden a personas reales, en direcciones auténticas y con credenciales verídicas. ¿Quién es responsable? ¿Lo sabían los candidatos? ¿Existen conductas delictivas a perseguir por la FEPADE?

Más allá de que se presenten pruebas o evidencias y de que se puedan construir algunas acusaciones, la figura del independiente, la representación simbólica de un representante 'extra partidos', incluso 'apartidista', se desvanece de forma importante. En primer lugar porque en los hechos ninguno de los tres presidenciales es ajeno a los partidos; y en segundo, porque el comportamiento de sus equipos dejó mucho que desear.

Se daña la esperanza ciudadana del representante que no obedecen a las cúpulas y las burocracias partidistas; se daña la expectativa de que un independiente se comportaría de forma distinta a los partidos, incapaz de repetir o duplicar desviaciones y prácticas ilegales. Es una decepción.

Conozco, respeto y aprecio a Armando Ríos Piter, me parece un joven político mexicano con enorme potencial. Me cuesta trabajo pensar que todo sucedió bajo su mirada y sin su conocimiento, resulta ingenuo. Una sola semana del mes de enero, su causa incrementó cerca de 400 mil firmas en un periodo muy corto. ¿Y nadie se preguntó cómo fue eso posible?

El caso del Bronco apunta –lo habíamos señalado aquí mismo hace semanas– al uso de herramientas gubernamentales en Nuevo León para la construcción y operación de su aparato de campo. No sólo recursos económicos como hoy se señala, sino humanos y también técnicos como transportes, equipos, fotocopiadoras que se usaron en abundancia.

Subsiste el tema denunciado con preclara anticipación por Pedro Ferriz de Con: "Andan vendiendo bases de datos y padrones", señaló el aspirante. Lo dijo hace meses y nadie hizo nada. El INE, en esta paranoia –con frecuencia sustentada– de que todo señalamiento ataca al Instituto, negó tal posibilidad y la existencia de "un padrón en venta" o partes o fragmentos del mismo, cuando, me parece, debió haber iniciado una investigación exhaustiva o por lo menos dar parte a la FEPADE. Hoy nos escandalizamos porque por lo menos dos candidatos hicieron "travesurillas", dijo El Bronco, para recabar las firmas requeridas. ¿De dónde salieron el o los padrones? ¿Qué listas de programas sociales circularon entre los candidatos? ¿Qué oficina pública, de esta o de otras administraciones, puso a disposición de los equipos decenas de miles de nombres, datos y credenciales, actuales o vencidas?

Debe haber una investigación completa, total. No al estilo de la PGR, sino una verdadera, que identifique las fugas, que consigne responsables, que encarcele a los operadores que multiplicaron fotocopias y credenciales como confeti en fiestas patrias.

Y los señores candidatos, Armando y Jaime, tendrían por lo menos que responder algunas preguntas, antes de acusar tan airadamente al árbitro electoral.

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