La Aldea

Retroceso educativo

Resulta irrelevante si la reforma aporta o no, si los contenidos elevan la calidad educativa, si el servicio profesional docente ofrece caminos y alternativas para capacitar a los maestros.

Tantos años en la oposición para venir a cometer los mismos errores. Esta podría ser una máxima perfectamente aplicable al nuevo gobierno, por lo menos en el sector educativo.

La insistente consigna de abolir la reforma educativa, repetida hasta el cansancio por los integrantes "del movimiento", produce el efecto cíclico de la reinvención del país cada seis años.

El prócer de la transparencia Mario Delgado, líder de la mayoría en la Cámara de Diputados, afirmó ayer, una vez más, que "se cumplirá la promesa de campaña y se cancelará por completo la madre de todas las reformas del gobierno de Peña Nieto".

Es decir, se lee en sus palabras que resulta irrelevante si la reforma aporta o no, si sus contenidos elevan la calidad educativa en las aulas, si el servicio profesional docente ofrece múltiples caminos y alternativas para capacitación de los maestros. Todo eso no importa, ni siquiera tiene valor o sentido revisarlo. Hay que barrerla, destruirla, eliminar todo rastro o letra de su existencia. El objetivo es golpear a Peña, a Aurelio, purificar a la maestra, defender a los maestros de la CNTE.

Esta cerrazón absoluta a valorar, a discutir, a escuchar los beneficios de la reforma educativa, sus áreas de oportunidad, pero sobre todo aprovechar su avance auténtico en áreas como el Servicio Profesional Docente, el Nuevo Modelo Educativo, los Perfiles de Egreso, los Fines de la Educación en México. Son muchos los trabajos serios, los documentos profundos, la sustentación de modelos, proyectos de innovación que componen la reforma. Buena parte de ellos nos pone al día con pedagogías del siglo XXI. Abrogarla por completo, representa un grave retroceso educativo.

Por décadas el Sistema Educativo Nacional no se planteó revisiones de fondo. Por décadas se mantuvo intacto, si acaso con cosméticas reformas a los mismos programas, curriculas, sistemas de capacitación. No fue sino hasta la década pasada con la Reforma Integral de Educación Media Superior (RIEMS), que dio paso después a la Reforma Integral de Educación Básica (RIEB), que se abordaron modificaciones al marco conceptual, a la condición emocional del alumno y su entorno, al primer planteamiento de desarrollo de habilidades y competencias para la vida. Son los antecedentes inmediatos de la reforma educativa.

Pero la desgracia de la educación en México radica en que fue politizada desde los tiempos gloriosos y dorados del PRI corporativo, sindical y gremialista. Los tiempos en que desde el partido se designaban líderes, que se convertían en soldados auténticos del presidente en turno.

Morena anuncia replicar esa práctica al convalidar una alianza electoral de campaña con el sector más retardatario del magisterio: la CNTE de Oaxaca, de Chiapas, de Michoacán y de Guerrero. Esos, los pseudomaestros reclaman la vuelta a los privilegios, a la venta de plazas, al control del presupuesto, a la extorsión anual por dineros extrasalariales para "gimnasios, becas y proyectos de investigación" que nunca nadie ha visto.

AMLO cometió un grave error al subir a su plataforma "todocabe" a estos hampones del magisterio, que se apropiaron de la educación completa en sus estados a costa de miles de alumnos. Por supuesto que rechazan la evaluación, esa herramienta indispensable de oposición e ingreso para demostrar sus habilidades y competencias. Por supuesto que se niegan a establecer relación vinculante alguna entre cualquier evaluación –de preferencia ninguna– y su permanencia al frente de grupo, escuela o sector. Es claro, la evaluación arroja evidencias de capacidades y prácticas docentes de las que ellos carecen. Por eso es mucho mejor seguir cobrando salarios la vida entera, sin la necesidad de mejorar su trabajo frente a grupo, sin la obligación de prepararse y seguir una ruta de capacitación, sin el desafío de ganar una plaza por el mérito del trabajo y del conocimiento.

Pero todos han caído en la trampa en aras de unos 100 mil votos. Ni tantos que fueron en comparación con los 30 millones de la victoria. Todos han convalidado el discurso de la "evaluación punitiva" y de la reforma persecutoria. Todos ignoran los contenidos de la reforma, su aportación, la riqueza del modelo, la imprescindible función del INEE como organismo técnico autónomo.

Y además mienten cuando afirman que los maestros no fueron consultados. Los invito a que revisen los muchos foros de consulta que en efecto se realizaron y que procesó, concentró información y sintetizó ni más ni menos que el CIDE. Mienten cuando dicen que es punitiva, mienten cuando afirman que fue impuesta por el FMI, mienten cuando dicen que no sirve. Ni siquiera han leído sus contenidos.

Una vez más este país, por una razón político-electoral, echará por tierra un trabajo de miles de profesionales a lo largo de más de cinco años, que impulsó apenas un primer paso hacia la modernización de la educación. Todo para que un puñado de políticos, "le cumplan" a un puñado de hampones. ¡Qué vergüenza!

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