Sobremesa

Legitimando el conflicto de interés

Lourdes Mendoza escribe que es posible que las labores de promoción que hace ProMéxico entregando buenas cuentas las hagan los embajadores, pero se cuestiona la calidad con la que se realizarían.

Todo parece indicar que el nuevo gobierno de YSQ quiere desaparecer a ProMéxico. Por favor, Marcelo Ebrard y Graciela Márquez, esa es... ¡así de fuerte!

Es posible que las labores de promoción comercial que hace ProMéxico desde hace 10 años, y entregando buenas cuentas, las hagan los embajadores y su personal, la respuesta, es "sí". En el mismo sentido, bajo la premisa de "ahorrar gastos", a un chef de un restaurante también se le puede pedir que reciba a los comensales en la puerta, los lleve a su mesa, les tome la orden, cocine, les sirva y después saque la basura. La pregunta es qué tipo de atención y calidad de comida habrá en ese "restaurante". Y, más importante, cuánto tardarán los comensales en irse a otros "restaurantes", donde haya gente especializada en cada uno de los rubros de atención que acabo de mencionar.

Lo que está en juego es: LA COMPETENCIA

La competencia es la razón por la cual TODOS los países de la OCDE, sin excepción, y todos con los que México hace negocios (¡hasta Cuba!), tienen una agencia de promoción comercial. Sí, allá afuera, en el plano internacional, hay una competencia brutal por atraer inversiones; hay una dinámica que no para en promover exportaciones y ayudarles a sus empresas. A través de sus agencias (muchas, por cierto, nacidas bajo el modelo de ProMéxico) los países compiten ferozmente con incentivos, trabajo a ras de tierra y mucho cabildeo, por llevarse la nueva planta de Ikea o Daimler, o el nuevo hotel de Banyan Tree. Es un trabajo "de tiempo completo" que exige preparación técnica, experiencia y dedicación.

Ahora bien, y aun en los casos en los que nuestros embajadores tengan sensibilidad en materia comercial o de negocios (que los hay… pocos, pero los hay) su trabajo es representar al Estado mexicano frente a las autoridades del país en el que están; no frente a los empresarios (ni llevar las agendas de los empresarios mexicanos a buen puerto). Así pues, esto equivaldría a que la cuarta transformación estaría legitimando en el diccionario "conflictos de intereses" entre el poder público y la IP. Luego entonces, a qué empresa promocionarán más, obvio a la que se ponga más guapa. Ahora, imagínense en los casos donde el embajador ni siquiera tiene experiencia o tacto con el sector empresarial (que los hay… y muchos).

Sólo por dar un ejemplo, hablemos de Castro Trenti, quien no es un diplomático de carrera, sino un político en desgracia y que tras perder la gubernatura de Baja California (y miren que le echó ganitas) ha tenido dos superbecas como embajador, una en Argentina y la otra en Suiza. Esta última nos cuesta más menos un millón de pesos al mes y si lleva año y medio allá, pues son 18 millones; "el" pero es que parece que no trabaja. Este número sale entre su sueldo, el de su artículo 7 (un ayudante que te permite SRE y que estuvo con él también en Argentina), la renta de la residencia oficial que, ojo, NO se ha usado durante su administración para eventos oficiales, las personas que le trabajan directamente, así como el chofer. Leído lo anterior, ojalá nos pueda aclarar ¿por qué canceló su participación al Festival de Cine de Locarno, a pesar de haber dos cineastas mexicanos en el programa oficial (Pedro Emilio Segura y Andrea Bussmann) y por qué a la SRE le reportó que de sus vacaciones en México había regresado a Suiza el 4 de agosto y que sí fue al festival? Otro dato que nos gustaría nos ayude a cuadrar son la fechas en las que estuvo en el Mundial de Rusia, pues, aunque él se pagó su viaje y sólo utilizó a su artículo 7 para conseguir los boletos en la oficina del presidente de la FIFA, no cuadran; y así nos podríamos seguir. Ni qué decir de su estancia en Argentina, que le sirvió y dio tiempo para trabajar, darse una shineadita de cuerpo, cara y pelo y hasta para estudiar. O qué tal que nos tocara un Fidel Herrera, el mismo que renunció al consulado para venir a, quesque, limpiar su nombre.

Que se puede eficientar aún más la operación de ProMéxico y bajar los gastos, se puede –o quizá se debe–. Se puede también hacer que los empresarios beneficiados paguen más, PERO cerrar ProMéxico para que los embajadores hagan ese trabajo, equivaldrá a...

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