Fuera de la Caja

Alteza

Nuevamente, Hacienda supone que Pemex incrementará su producción de petróleo, y con eso hace cuentas alegres. Ya lo hicieron en los dos años anteriores y fracasaron, ahora ocurrirá lo mismo.

El viernes fue cumpleaños del máximo líder, faro y luz de la República, guía supremo de los destinos de la nación, de forma que los diputados y diputadas de la coalición gobernante interrumpieron la innecesaria discusión del Presupuesto para poder cantar Las Mañanitas a tan destacado dirigente. En esta Corea del Norte en que nos hemos convertido gracias, entre otros, a los facilitadores de Corea del Centro, como acertadamente los califica Pablo Majluf, ya nada sorprende. Cantaban los congresistas mientras llegábamos a un millón de contagiados de Covid, cien mil muertes oficiales, y casi 300 mil en exceso. Pero nada puede opacar al onomástico del caudillo.

Después de pagar tributo al celebérrimo, regresaron los legisladores a aprobar lo que les enviaron: un Presupuesto por 6.295 billones de pesos. La cantidad es exactamente la que les indicaron desde el proyecto, pero movieron unos cuantos miles de millones entre renglones, para no sentirse totalmente inútiles. Lo son, pero no quieren sentirlo.

La cantidad que aprobaron ejercer es 3.3 por ciento mayor a la que aceptaron hace un año. Pero es que hace un año también se dedicaron a las genuflexiones y no a las reflexiones. Para 2020, el Presupuesto era de 6.096 billones de pesos, pero no se cumplirá. A septiembre, los ingresos del gobierno ya traían 480 mil millones de pesos faltantes. Casi todo porque los ingresos petroleros no se cumplieron. La gran obsesión del gran dirigente, como él, es un fracaso. Ese renglón trae 310 mil millones de pesos de faltante, y la CFE (segunda obsesión) otros 20 mil millones.

Por esa razón, el gobierno ha empezado a saquear todo lo que puede. Miento, ya había empezado en 2019, cuando tampoco le atinaron a los ingresos petroleros, y tuvieron que darle dinero adicional a Pemex, registrado fraudulentamente como ingresos petroleros, por 97 mil 113 millones de pesos. Pero en este 2020 han vaciado lo que quedaba en los Fondos de estabilización (presupuestal y de entidades federativas), en el fideicomiso del aeropuerto, y en octubre (que todavía no se publica), los fideicomisos restantes: investigación, desastres, enfermedades catastróficas.

Con todo y eso, el Presupuesto va casi 250 mil millones por debajo de lo esperado para esos primeros nueve meses del año, y no va a cambiar mucho en este último trimestre. Podemos esperar que el año cierre en 5.9 billones de pesos, de forma que el Presupuesto aprobado para 2021 implica un incremento de 7.5 por ciento. Eso es absurdo. Nuevamente, Hacienda supone que Pemex incrementará su producción de petróleo, y con eso hace cuentas alegres. Ya lo hicieron en los dos años anteriores y fracasaron. Ocurrirá lo mismo.

En diciembre pasado, en esta columna le decíamos que la apuesta por Pemex era una mala apuesta. Mientras Hacienda esperaba 1.95 mbd de producción en este año, Fuera de la Caja pronosticaba 1.58 mbd. A septiembre, el promedio es 1.67, y muy probablemente cerrará en 1.61, ya lo verificaremos. En cualquier caso, es sumamente improbable que en 2021 Pemex incremente en más de 200 mil barriles diarios su producción, como lo han prometido. Y como se le está dando más dinero a esta empresa para este próximo año, el resultado será una pérdida mayor.

Pero, ¿cuánto puede importar que las cuentas no salgan? ¿Qué relevancia tiene no presupuestar recursos para vacunas? ¿A quién puede preocuparle que no haya recursos para desastres naturales? Nada de eso cuenta frente al honor de participar en este gobierno transformador, sometidos a ese líder extraordinario, capaz de dar discursos y arengas frente a militares y reporteros amigos, sin acercarse jamás a esa población desagradecida que no lo merece.

Pusilanimidad, ignominia, abyección, son términos que sólo existen en los diccionarios.

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