Fuera de la Caja

El ejemplo de China

Macario Schettino explica que de 70 millones de personas que viven en la misera, 80 mil salen cada hora, siendo la mayor parte en China.

A pesar de las críticas al 'neoliberalismo' y la globalización, muy populares en medios y redes, todos los datos que tenemos indican que en ninguna otra época se había logrado mejorar la vida de tantas personas como en estos últimos 25 o 30 años. Ya en otras ocasiones hemos compartido esta información con usted, y hace unos días le recomendábamos la página ourworldindata.org o la lista de libros que aparecen al final del capítulo 4 del más reciente de Steven Pinker, Enlightenment Now. Sólo le comparto ahora uno que creo de la mayor importancia: en 1990, 35 por ciento de la población mundial vivía en pobreza extrema (menos de dos dólares diarios). Hoy esa proporción es inferior a 10 por ciento. Cada año, en promedio, han salido de esa miseria 70 millones de personas, 80 mil seres humanos cada hora. Durante un cuarto de siglo.

Buena parte de ese gran avance ha ocurrido en China, que por ello se ha convertido en referencia. Abundan quienes imaginan que el modelo de ese país es una alternativa a eso que odian: el 'neoliberalismo' y la globalización. Es importante recordar que la etapa así llamada inicia en realidad con la caída del Muro de Berlín, que fue la evidencia contundente de que el comunismo era un fracaso. Se entiende que los opositores al capitalismo y la democracia liberal critiquen tanto esta época. Es una lástima que la evidencia esté totalmente en su contra.

El gran crecimiento de China es resultado de un modelo muy particular, que se concentra en invertir todo lo posible. Para ello, es necesario obligar a la población a consumir lo menos que se pueda, para que todos los excedentes sean destinados a seguir invirtiendo. Eso permite crecer, sin duda, pero lo hace agotando los recursos y no generando nueva riqueza. El mejor ejemplo de ello aparece en el reciente reporte del Banco Mundial 'China. Systematic Country Diagnostic 2017'. En la figura 1.2 se muestra que el crecimiento de la productividad total de los factores en la primera década del siglo XXI es prácticamente cero. La mayor parte del crecimiento es simple acumulación de capital. Por cierto, buena parte de ello vía deudas que ahora son un problema no menor.

Como ocurre en los sistemas autoritarios, el crecimiento no viene de mayor productividad, sino de agotar los recursos. Y eso suele ocurrir a través de personas que tienen poder político, o amigos con ese poder. Eso es lo que se llama crony capitalism, o capitalismo de cuates (o compadrazgo). En el fondo, es una inmensa transferencia de riqueza hacia unas pocas personas. Es lo que hemos vivido en América Latina, y por eso no podemos romper la barrera del ingreso medio. Como China ahora no puede.

Dos países que utilizaron el mismo modelo de China, Japón y Corea, han tenido un resultado diferente. Japón ya no era autoritario, y en Corea supieron transformarse en la década de los noventa. Y es que una vez superando un ingreso de 10 mil dólares PPP al año, sin una transformación plena a un sistema liberal no se puede crecer ya mucho. Tal vez Singapur sea el contraejemplo más usado, pero hay que recordar que en ese país hay un Estado de derecho bastante sólido. Las reglas claras, aplicables a todos (casi todos, en el caso de Singapur) permiten el desarrollo.

China no quiere experimentar, y por lo mismo, ha sido necesario concentrar el poder al extremo de convertir a Xi en emperador. Suponen que así detendrán el capitalismo de cuates, y las veleidades liberales y democráticas de la población. Y tratarán de crecer hacia fuera, con la iniciativa 'Un cinturón, un camino'. Será crecimiento agotador, pero a lo bestia.

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