Fuera de la Caja

Otra vez

Si ocurriese en 2021 lo mismo que vimos en 2020, en materia petrolera, ya podemos hablar de un faltante de entre 400 y 500 mil millones de pesos en el Presupuesto para el próximo año.

A reserva de poder revisar detalles más adelante, cuando Hacienda publique la información, el Presupuesto aprobado por los diputados antes del Buen Fin parece difícil de cumplir. Ya comentamos algo ayer. Se aprobó ejercer un total de 6.295 billones de pesos, que provendrían en una sexta parte (15 por ciento) de ingresos petroleros, en 56 por ciento de impuestos, un 3 por ciento de no tributarios, 14 por ciento de empresas y organismos y 12 por ciento de financiamiento (es decir, endeudamiento).

Suena razonable, hasta que se pone uno a ver cómo ha funcionado esa aspiración en tiempos recientes. Para este año, 2020, se esperaba un gasto total de 6.1 billones de pesos, con una estructura de financiamiento similar: 16 por ciento de ingresos petroleros, 57 por ciento de impuestos, 3 por ciento de no tributarios, 14 por ciento de empresas y 10 por ciento de financiamiento. Pero no resultó así. Los ingresos petroleros se quedaron muy por debajo de lo esperado, con lo que todo se descompuso. Los tributarios no cayeron tanto, a pesar del tamaño de la contracción económica, por razones que ya hemos considerado en otras colaboraciones.

No hablamos de cosas menores. El faltante es el 8 por ciento del gasto total presupuestado, o casi 100 por ciento del endeudamiento programado para 2020. De ese tamaño es la falla presupuestal, que no puede atribuirse a la pandemia, sino a la creencia de que el petróleo aportará recursos para el desarrollo del país. Una idea absurda en cualquier momento. Tal vez creíble hace 50 años, no ahora. Se entiende que los impuestos sean menores, porque la actividad económica se vino abajo. Eso no es nada extraordinario, y no es criticable. Pero pensar que Pemex produciría un billón de pesos, con la evidencia de los años pasados, sí es una tontería.

Bueno, pues la repiten para 2021. Otra vez esperan que el petróleo les dé un billón de pesos. Suponen que produciremos cerca de 1.9 millones de barriles diarios, a 42 dólares cada uno, con el dólar a 22 pesos. Ninguna de las cifras parece tener mucho fundamento, pero la multiplicación es lo preocupante. Si ocurriese en 2021 lo mismo que vimos en 2020, en materia petrolera, ya podemos hablar de un faltante de entre 400 y 500 mil millones de pesos para el próximo año.

La gran diferencia con 2020 es que no habrá de dónde cubrir ese faltante. En este año, quedaban recursos en los fondos de estabilización y en los fideicomisos, que por eso fueron saqueados. Para el próximo año no hay de dónde obtener esos recursos. He escuchado que creen que habrá remanente de operación del Banco de México, pero con el tipo de cambio en donde está, no habrá mucha utilidad en el Banco Central, que además trae más de 400 mil millones de pérdidas de ejercicios anteriores que debe sanear. Es decir: no habrá salvación.

Pero, además, hay que recordar que la recaudación excepcional de este año, tanto en ISR como en IVA, no fue producto de mejores prácticas, o de crecimiento económico, sino de persecución o posposición de devoluciones, que ya no podrán hacerse en 2021. En consecuencia, considerando un comportamiento normal, podemos esperar para el próximo año ingresos tributarios del orden de 14 puntos del PIB, 3.8 puntos de las empresas (CFE, IMSS, ISSSTE), 1.4 puntos de no tributarios y 2.5 puntos del petróleo, para un total de 21.7 puntos del PIB. Eso es más o menos lo que hubo en 2018, de forma que no hablamos de catástrofes, pero en pesos y centavos, con la estimación de crecimiento e inflación que tenemos, implica ingresos de 5.17 billones de pesos: un billón menos de lo presupuestado.

Así que de una vez se avisa, si este año no les alcanzó, persiguiendo causantes y saqueando fondos, el próximo menos.

COLUMNAS ANTERIORES

Votos
Resultados y popularidad

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.