Fuera de la Caja

Otro inútil

Si Arturo Herrera de verdad estuviese interesado en evitar una grave crisis económica, habría actuado desde marzo.

El secretario de Hacienda, Arturo Herrera, publicó un video en el que afirma que la economía mexicana tiene ahora una caída pronunciada, pero que pronto empezará a recuperarse de forma paulatina, con una forma como de V alargada, o como ahora le dicen, como el logo de Nike. Para lograrlo, habla de cuatro instrumentos: inversión en proyectos de infraestructura (Dos Bocas, Tren Maya, Santa Lucía), créditos de la banca de desarrollo y comercial, impulso a la construcción y el jalón del TMEC.

Ayer, Enrique Quintana, en estas páginas, puso en duda que la recuperación pueda tener esa forma, y en lugar de la 'palomita de Nike', le cree más a la U profunda que ha sugerido el Banco de México. Algo similar publicó ayer Alicia Salgado, en El Heraldo, y Mario Maldonado, en El Universal, incluso se preocupa de que Arturo Herrera sea el siguiente López-Gatell, en referencia al desastroso desempeño del subsecretario de Salud, que ha provocado, o permitido, un impacto sanitario mucho mayor al esperado originalmente, gracias a sus pésimas recomendaciones, manejo inadecuado de cifras, y la actitud obsequiosa que usted ya conoce.

Creo que la preocupación de Maldonado ya no tiene sentido: Herrera sí es otro López-Gatell. Si no lo fuese, ya habría renunciado, o externado públicamente su desacuerdo con los errores económicos garrafales promovidos por el Presidente que, como ya hemos dicho muchas veces, de lo único que entiende es de poder. No de economía, ni de salud, ni de bienestar. No le importa en absoluto lo que ocurra con la población, siempre que vote por él, o al menos le permita quedarse viviendo su sueño en Palacio Nacional.

Si Herrera de verdad estuviese interesado en evitar una grave crisis económica, habría actuado desde marzo, organizando un paquete de contención económica para aplicarse de abril a junio, como el que sugerimos en esta columna (o alguno de las decenas sugeridos por otros, todos muy parecidos): posponer cuotas de seguridad social, para evitar desaparición masiva de empleos formales; reparto de dinero a informales, para apoyarlos a quedarse en casa durante la pandemia; y apoyos a empresas, sobre todo pequeñas y medianas, para impedir su cierre.

No se hizo nada, y ya pasaron dos meses. Tan sólo en abril, de acuerdo con los datos que ayer comentamos, 18 millones de mexicanos perdieron su ingreso, de forma total o parcial. En mayo deben haberse sumado otros, no pienso pronosticar cuántos; y otros más se agregarán en estas dos primeras semanas de junio, en las que no habrá realmente regreso a la actividad económica. De acuerdo con EY, 91 por ciento de los mexicanos han sufrido una reducción en su ingreso, pero prácticamente 60 por ciento vive hoy con 40 por ciento o menos de lo que recibía a inicios de año.

Después de tres meses sin ingresos, una cantidad no menor de empresas será incapaz de afrontar sus obligaciones, que no se limitan a la nómina, sino que incluyen el pago de pasivos: créditos, cuentas por pagar, impuestos, que ya no serán cubiertos jamás. Considerando nuestro sistema judicial, el camino más sencillo para muchos empresarios será desaparecer. Tal vez esa sea la razón por la cual el IMSS registra 850 mil empleos perdidos, pero la ETOE encuentra que desaparecieron dos millones de empleos formales. Empresas que ya no podían continuar y se fueron sin avisarle a nadie. Quedarán en contribuciones pendientes de pago en las cuentas del IMSS, pero también en cartera vencida en instituciones financieras, y en incobrables de sus proveedores. La onda expansiva será imposible de detener, por eso había que evitar que existiera.

Acerca de los cuatro instrumentos del iluso secretario, platicamos mañana, para darles el espacio que merecen.

Consulta más columnas en nuestra versión impresa, la cual puedes desplegar dando clic aquí

COLUMNAS ANTERIORES

Engañados
Cerrada

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.