Mariano Ruiz Funes

Agave-tequila, ¿crisis en puerta?

Una volatilidad cíclica de los precios genera incertidumbre tanto a agaveros como a fabricantes de la bebida alcohólica.

Desde mediados del siglo pasado la industria tequilera ha registrado crisis recurrentes, que se vinculan con la escasez o abundancia relativa del agave Tequilana Weber Variedad Azul, su principal insumo. Dichas crisis se explican por su ciclo económico (de siete a ocho años, que es el periodo de maduración de las plantas): precios elevados del agave por baja producción o elevada demanda; incremento de plantaciones y/o entrada de nuevos productores, incluso de fuera de la denominación de origen (DO); sobreoferta de agave; precios bajos del agave; ausencia de incentivos para mantener las plantaciones y salida de productores; escasez de agave; aumento de precios del agave. Lo anterior se traduce en una volatilidad cíclica de los precios, que genera incertidumbre tanto a agaveros como a fabricantes de tequila, así como una tensión permanente y disputas entre ambos eslabones de la cadena productiva.

Esos desequilibrios entre la oferta y la demanda de agave, y sus problemas asociados, tienden a acentuarse por la presencia de plagas y enfermedades (como el 'picudo' del agave que afectó severamente la producción hace algunos años); la heterogeneidad en la calidad del insumo; la ausencia de controles para determinar el origen-destino de las plantas y certificar que corresponden a las variedades requeridas y que provienen de la DO; una demanda creciente de agave para productos y subproductos distintos de tequila, en particular jarabes y mieles ahora de moda en muchos países; una competencia creciente de otros productos en la superficie de siembra, sobre todo de granos como maíz y sorgo por los elevadísimos subsidios gubernamentales que éstos reciben (en los últimos años la superficie destinada al agave se redujo casi 40 por ciento y la de maíz aumentó más de 30 por ciento en la DO); ausencia de precios de referencia nacional o internacional para el agave, que actúen como 'reguladores' en el mercado; y el hecho de que el agave no es almacenable (cuando alcanza la madurez se tiene que utilizar), mientras que el tequila se almacena por periodos prolongados.

Lo anterior ha redundado en que la cadena productiva del tequila, ante una demanda creciente en virtud de la popularidad de la bebida en México y en el extranjero, enfrente incertidumbre y desconfianza entre los productores del insumo y del producto, información asimétrica y limitada para los agaveros, un marco institucional y legal inadecuado en el que no se respetan los contratos de producción, suministro y compra-venta, y falta de acceso a crédito y a nuevas tecnologías; en resumen, una cadena productiva con una planeación inadecuada.

A pesar de los avances en los últimos cinco años para mejorar esas condiciones, en particular un uso más generalizado aunque todavía insuficiente de esquemas de agricultura por contrato en el sector y de mayores superficies propiedad de las tequileras o de producción en aparcería, las condiciones prevalecientes en 2017 señalan la posibilidad de que se presente una nueva crisis. El consumo se incrementó a tasas elevadas, sobre todo en el exterior (7.2 por ciento, casi el doble de la producción con lo que las exportaciones alcanzaron casi 80 por ciento de la oferta total), lo que implicó utilizar plantas de tres o cuatro años, en vez de siete u ocho, que el precio del agave se sextuplicara y el del tequila aumentara 9.0 por ciento anual. Se estima que en 2011 sólo se sembró 42 por ciento de las necesidades de agave para satisfacer la demanda de 2018, lo que profundizará la escasez en los siguientes años. A ello se sumó un nuevo fenómeno: el robo de plantas, que es otro factor de desestabilización del mercado.

Evitar nuevas crisis requiere reordenar la cadena productiva con la participación de todos los actores, instrumentos modernos para reducir los riesgos y cumplimiento (y sanción) de los acuerdos contractuales, lo que se ha platicado y propuesto desde hace décadas, con escasos logros. De no darse, los consumidores de tequila lo vamos a padecer.

* Socio Fundador de GEA Grupo de Economistas y Asociados.

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