Opinión

Mezcal: avances y retrocesos

Ruiz Funes señala que al ampliarse a más estados la Denominación de Origen, la bebida podría perder la confianza de los consumidores, al demeritarse la validez del distintivo.

El mezcal está de moda y qué bueno que así sea. Su expansión productiva y exportadora es notable. Según información del Consejo Regulador del Mezcal, en 2012-2017 la producción se multiplicó por 3.8 veces y alcanzó casi cuatro millones de litros. El envasado para el mercado nacional aumentó de 317 mil 800 litros a poco más de dos millones (6.6 veces más) y el destinado a la exportación de 768 mil a 2.8 millones (3.6 veces) en ese periodo. Así, el mezcal ha incrementado su participación mundial en el mercado de vinos y licores; actualmente se exporta a más de 60 países y 64 por ciento va al mercado estadounidense. Además, se ha posicionado en la preferencia de los mexicanos y, todavía muy lejos, pero empieza a competirle a bebidas con un largo historial en el gusto de los consumidores como el tequila y el whisky.

Un aspecto relevante es que el mezcal se fabrica en regiones y estados de menor desarrollo económico relativo, donde genera 17 mil empleos directos y 75 mil indirectos, lo que contribuye a mejorar los ingresos y las condiciones de vida de la población, al empleo y a retener a los trabajadores en sus lugares de origen. Además de los estados tradicionalmente mezcaleros (Oaxaca donde se lleva a cabo 87 por ciento de la producción total y Guerrero, 2.5 por ciento), se produce en Durango, San Luis Potosí, Zacatecas, Tamaulipas, Michoacán, Guanajuato y Puebla, los cuales integraban la denominación de origen (DO) hasta hace una semana en la que el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI) la modificó para incorporar al Estado de México, Aguascalientes y Morelos.

La definición mundialmente aceptada de una DO es una "indicación de procedencia", generalmente de un producto alimenticio, cuya calidad y características se deben "fundamental y exclusivamente al medio geográfico en que se produce, transforma, elabora o envasa" (www.wikipedia.org); si bien se han agregado otras (técnicas de elaboración, regulaciones, materias primas, protección legal), la particularidad básica es precisamente el origen. En el mundo han proliferado las DO a lo largo de historia. Existen más de 10 mil DO protegidas legalmente, sobre todo en la Unión Europea (cerca de seis mil); por ejemplo, sólo España tiene seis de productos cárnicos, 27 quesos, más de 70 vinos y 11 frutas. El número de DO en el mundo ha aumentado, pero no se ha ampliado su circunscripción geográfica, que es su esencia.

En el mezcal ha ocurrido lo contrario. En 2012 la DO se amplió a varios municipios de Michoacán, en 2015 a Guanajuato, en 2017 a Puebla y ahora a municipios de tres estados más. Más allá del supuesto análisis de las condiciones físicas (plantas) y técnicas de la producción (métodos de elaboración), que se supone debe analizar el IMPI para otorgar o ampliar una DO, pareciera que en el caso del mezcal ha prevalecido el criterio "político". Felipe Calderón la amplió a Michoacán, su estado natal, y ahora Enrique Peña al Estado de México.

Ello, con razón, ya dio origen a que el Consejo Regulador solicitara al gobernador de Oaxaca interponer una controversia constitucional para echar atrás el decreto que amplía la DO. Más allá de que, como es evidente, se afectan los intereses y negocios de los productores actuales de mezcal —a fin de cuentas la DO es una protección del mercado que limita el número de competidores—, el problema radica en la pérdida de confianza que ello genera entre consumidores nacionales y extranjeros, al demeritar la validez del distintivo de la DO. ¿Mezcal de Aguascalientes, Yautepec o Ixtapan de la Sal? Suena raro y confuso.

No hay duda que es loable que las autoridades busquen impulsar el desarrollo económico y productivo de diversas regiones, pero demeritando un producto tradicional, de lugares de origen específicos, con un distintivo con reconocimiento internacional y que va ganado mercado en México y en el exterior no es la mejor forma de hacerlo. Puede ser contraproducente y afectar a las zonas que sí son el origen del mezcal.

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