Gestión de Negocios

Asertividad, el arte de la proporción confrontativa

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Pocas cosas resultan tan difíciles en el mundo de los negocios como encontrar la forma correcta de comunicarle algo negativo o delicado a alguien que te agrada o te infiere temor.

Y es que no es difícil encontrar voluntarios cuando se trata de comunicar una noticia positiva, pero si es a la inversa, si lo que hay que decir es incómodo, emocionalmente sensitivo, políticamente delicado o tiene el riesgo de resultar confrontativo, más de un directivo opta por evitar la conversación hasta donde le sea posible o por pedirle a un tercero que sea quien se haga cargo 'del asunto'.

Las organizaciones están repletas de directivos y colaboradores que navegan la cotidianidad de su función entre la pasividad y la agresividad, o entre el silencio inapropiado y la incontinencia verbal.

La habilidad para abordar circunstancias, asuntos o conversaciones sensitivas con equilibrio y sensatez no es el carácter, ni el estilo, sino la asertividad. Sin duda el carácter ayuda y el estilo ofrece un sello característico, pero la asertividad resuelve.

Ser asertivo consiste en responder adecuada y proporcionadamente a la situación que se tiene en frente y es una habilidad que se aprende. Muchos son los elementos que hay que trabajar para su perfeccionamiento, pero destaco tres para la reflexión:

1) Entender que los temas se abordan y se resuelven, no se niegan o se postergan.- Y es que ser asertivo parte del deseo de responder a una situación que así lo requiere, no de evitarlo a toda costa. Cuando un tema produce un mayor deseo de huida o negación que dé solución, la persona puede tener otras virtudes, pero no las que lo ubican en la canasta de los asertivos.

2) Procurar el mejor contexto posible para la conversación.- Cuando el tema es realmente delicado, suele no haber lugar o momento perfecto para abordarlo. Se trate donde se trate habrá reacciones, emociones y una conversación tan intensa y retadora como sea el tamaño de los intereses que se tengan enfrente. Lo que sí hay es mejores lugares y momentos que otros. La asertividad enseña a elegirlos lo mejor que se puede, dentro de las circunstancias que se están enfrentando.

3) Aprender a comunicar los puntos, sin agredir al interlocutor.- Ser asertivo es ser proporcionado y enfocado en el desarrollo del asunto y muchas veces renunciar a los adjetivos que sobre nuestro interlocutor nos vengan a la cabeza. La asertividad implica definir un orden lógico y óptimo de los temas que se deben abordar y mantener la energía y la atención en ello.

La persona asertiva es capaz de construir un vínculo o canal de comunicación que, muy a pesar de las diferencias que puedan existir, de lo azaroso de los temas que se tengan que tratar o de las presiones que existan para resolver en un sentido o en otro, logre que los asuntos fluyan sin omitir, sin exagerar, sin insultar y, ya en un grado de maestría, sin ser desagradable.

No es casual que cuando un directivo tiene la fuerza de carácter que requieren los grandes temas, la inteligencia adecuada para procesar información compleja y la asertividad para comunicar y decidir ante los interminables problemas y propósitos que suelen presentarse en toda organización, los headhunters del mundo se los arrebatan con particular alegría.

* El autor es empresario y conferencista internacional.

Twitter: @mcandianigalaz

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