Mauricio Jalife

Rechaza el Parlamento Europeo control de derechos de autor en internet

Mauricio Jalife habla del debate en torno a las recientes normativas, con una próxima nueva propuesta que deberá ser balanceada para quienes comparten contenidos en internet.

Hay quienes están interpretando la decisión del Parlamento Europeo de rechazar la nueva directiva en materia de derechos de autor como una derrota letal para los postulados de esta materia, hasta el extremo de contemplarlo como el inicio de su proceso de extinción. Nada más falso. El derecho de autor, a lo largo de su rica historia, ha enfrentado en múltiples ocasiones amenazas extremas por parte de nuevas tecnologías, que de inicio parecían anticipar su exterminio.

El propio devenir de internet ha planteado, en diversos momentos, retos de la mayor complejidad para la propiedad intelectual, desde la apropiación ilegal de nombres de dominio constituidos por marcas ajenas, hasta los intercambios gratuitos e incontrolables de archivos musicales entre usuarios. Al final, la fórmula básica compensatoria de los creadores, ahora bajo la fisonomía de derecho humano, ha encontrado la forma de sobrevivir y evolucionar.

En este caso, el debate cobró valor emblemático alentado por las posturas encontradas de figuras tan prominentes como Paul McCartney y Wikipedia, ésta última mostrando su repudio a la propuesta de una nueva legislación cerrando su sitio por 36 horas. Este hecho, inédito por sí mismo, permitió pensar en un mundo con versiones disminuidas de Facebook, Google, Twitter, YouTube y muchas plataformas más que, sin violar derechos de autor directamente, facilitan los medios para que suceda, beneficiándose en el proceso.

El propio número de votos de rechazo y a favor -318 contra 278- da cuenta de lo cerrado de las posiciones de parte de los eurodiputados. Ahora, la Comisión de Asuntos Jurídicos deberá reformular la propuesta para someterla nuevamente a votación en septiembre, y lo que se espera es que la nueva versión adopte una fórmula más balanceada y de fácil observancia para todos los que comparten contenidos en internet, tanto usuarios como plataformas.

No hay que olvidar que, del lado de los productores de contenido, son también muchas las bajas que la batalla ha dejado. En particular, las agencias de noticias, que no sólo han debido abandonar sus tradicionales formatos físicos para migrar a lo digital, sino que ahora enfrentan la reproducción "libre" de su información a través del mecanismo de indexación de buscadores como Google. El cierre de empresas editoras también representa una grave amenaza para la libertad de prensa y de expresión, por lo que, en la definición de esta precaria balanza, hay muchas voces que deben ser escuchadas.

Lo que sin duda podemos vislumbrar como un efecto valioso de esta controversia es el crecimiento de la conciencia pública acerca del papel de la propiedad intelectual como precursor de la creatividad y los contenidos de alta calidad. Es tiempo de que la sociedad, en particular los jóvenes, puedan repensar si la abolición o la deformación del derecho de autor tiene más de pesares que de ventajas. Quitar un candado no significa que todos podamos disponer de lo que hay adentro; en este caso, significa que lo que había adentro ya no existirá para ser disfrutado.

COLUMNAS ANTERIORES

La propiedad intelectual en la Agenda 2030
EU vs. TikTok; la guerra de los datos

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.