He Dicho

Jugaron como nunca y...

Ganarle a Alemania debe ser considerado como una proeza, más aún si la victoria está acompañada de autoridad e inteligencia, escribe Miguel Gurwitz.

Así es el deporte, capaz de derrumbar la historia, desechar los números, enterrar pronósticos y cambiar todo de un momento a otro. Y lo hizo México pasando por encima de lo que podíamos anticipar tomando en cuenta el proceso previo a su presentación en la Copa del Mundo.

Lo conseguido por México no es cosa menor, ganarle a Alemania debe ser considerado como una proeza, más aún si la victoria está acompañada de autoridad, inteligencia, manejo emocional y de muy buen futbol.

En un buen día puedes jugarle a los alemanes, en uno mejor puedes dominar a los alemanes, en uno extraordinario puedes lucir mejor que los alemanes, y de pronto puedes tener más corazón, más ideas, más ímpetu, más amor a la camiseta, más espíritu de equipo, más ambición, más orgullo propio... más huevos pues, sí, todo eso es posible en 90 minutos, pero lo que casi ningún equipo se consigue a pesar de tener todo lo anterior al mismo tiempo, es ganarles... No en balde quedó para la historia aquella frase de Gary Lineker: "El futbol es un deporte que inventaron los ingleses, juegan 11 contra 11 y siempre gana Alemania". Pero México lo hizo y nos provocó llorar, brincar, celebrar y perder el control. Nos desintoxicó y cada quien en su medida encontró en esto una manera de soltar un cúmulo de emociones atrapadas.

Memo, como siempre, se agrandó; Gallardo le hizo honor a su apellido; Hugo y Héctor, como si hubieran jugado juntos toda su vida, y Salcedo hizo valer su apodo de Titán. Layún tuvo la culpa por creer, Andrés guardó el vestidor como el capitán que es, Herrera se descargó, Lozano fue diabólico, Carlos encendió como nunca una vela de esperanza y Javier nos hizo llorar a todos cuando cantó el himno. Pero ninguno fue más que otro, porque jugaron como equipo y ahora sí jugaron como nunca y ganaron como nunca lo habían hecho.

Pero nos toca volver del viaje y despertar del sueño para comenzar otro el próximo sábado.

Llegó el tiempo de ponerse más reflexivos que emocionales para no caer en los extremos. La misión es encontrar los matices para darle la dimensión correcta a las cosas y ese es un ejercicio en el que debemos participar todos, incluidos los principales protagonistas de la gran conquista dominical.

Y no, no son ganas de 'chingar', se trata de opinar, diferir y respetar, y aunque cada quien se pone el saco que le queda, los señalamientos por el funcionamiento previo al Mundial tenían sustento, por eso las leímos y las escuchamos. ¿O acaso el sonoro abucheo del Azteca terminando el partido de despedida también eran ganas de chingar? ¡No! Claro que no, por eso resulta oportuna la cautela, porque hay que recordar que cuando menor complejidad parece tener el camino al éxito es cuando México vuelve a ese sello de inconsistencia, por eso establecer que el peor enemigo de la Selección es la Selección misma resulta peligroso y falso. Eso se llama vértigo, genera pérdida de equilibro y provoca caídas. Cuidado.

La victoria ante Alemania es histórica, pero podría quedar como un capítulo solamente si no se genera la conciencia suficiente para lo que viene. Dejemos que sea el prólogo, un inicio inspirador que provoque escribir más y mejor.

¡He dicho!

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