He Dicho

¿Si 'Chicharito' ya no quiere?

Cualquier otro puede optar por la ruta de dejar al Tri, al fin y al cabo la historia nos dicta que seguimos estacionados en el mismo sitio, escribe Miguel Gurwitz.

Si partimos de aquella vieja frase que establece que nadie es indispensable, Javier Hernández puede mandar a la Selección Mexicana al tercer cuerno y nada dramático sucedería, aun tratándose del máximo goleador del equipo.

Y si lo puede hacer él, cualquier otro puede optar por esa ruta, al fin y al cabo la historia nos dicta que seguimos estacionados en el mismo sitio.

Los números ahí están y son irrefutables.

Y casi nada cambiaría porque en México nadie es tan importante como el equipo en sí.

Sucede que nunca hemos tenido un jugador capaz de modificar el rumbo de manera contundente; claro que han habido futbolistas talentosos, pero no como para considerarse indispensables. Por ejemplo, Brasil tuvo a Pelé, Argentina a Maradona, Croacia a Modric, Portugal a Cristiano, Uruguay a Diego Forlán, etcétera; es decir, un jugador determinante en el momento preciso que hasta hoy no hemos producido; y sin bien Hugo Sánchez fue quien fue en Europa, lejos quedó de las expectativas en Selección.

Tampoco hemos sido capaces de tener una generación dorada como España y mucho menos la capacidad de producir talento en serie como lo hacen los alemanes o Italia, en menor medida.

Eso somos y habrá que aceptarnos como tal, un país mediano cuando hablamos de futbol: calificamos siempre, aplauden nuestra gallardía, el esfuerzo y estar siempre en la lucha, pero no hemos logrado trascender, de estar en la lucha. El reconocimiento que recibimos es en honor a nuestro espíritu combativo, no a nuestra capacidad de conquista, y como la historia la escriben los ganadores, pues ahí la conclusión de lo que hemos sido hasta hoy: un equipo mediano.

Y los equipos medianos no tienen grandes estrellas, pelean y consiguen apelando a la unión y capacidad colectiva, en la que por supuesto es bienvenido el aporte de Chicharito, de él y de muchos otros en el mismo espacio y al mismo tiempo.

Si sus deseos de vestir de verde han disminuido, nada de malo tiene, el deportista también puede cansarse de intentar, sólo que habríamos de matizar lo que se puede hacer con y sin él, sin amarguras. Sin darle entrada a los haters ni a los lovers, con análisis y contexto, esos que, repito, nos indican seguimos parados en el mismo lugar, pero a la vez no nos establecen que la suma de talento hará que estemos más cercanos a cambiar la historia, y en esa sumatoria, el aporte de Javier Hernández resulta muy importante.

COLUMNAS ANTERIORES

Reglamentos, no comunicados
La grata sorpresa celeste

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.