La Fiesta Está Viva

Las figuras ponen orden

A las figuras del toreo, Madrid las espera para reventarlas o para sucumbir ante su maestría, analiza Rafael Cué.

La Feria de San Isidro es la más importante del mundo, lo que sucede en el ruedo venteño trasciende e influye en el resto de plazas del orbe taurino, para bien o para mal. Muchos años esta feria era casi un sinónimo de sinrazón taurina por el tipo de toro que salía al ruedo, imposibilitando en la mayoría de los casos el poder ejercer el toreo que la gran mayoría de público y aficionados buscan como alimento espiritual.

Triunfar en Madrid era casi un volado, el peso de un sector del público —llámese Tendido 7— era injustificable, público y profesionales no sólo lo permitían al ceder a un toro que por su volumen y tamaño difícilmente podría embestir como hoy en día se entiende el toreo. El toreo estaba estrangulado y secuestrado por un torismo mal entendido, que sólo ve volumen, peso, y que no es capaz de distinguir genio de bravura, movilidad de embestida y toreo con colocación. Con una terrible influencia secundaria, muchos aficionados en todo el mundo adoptaron como credo esta sinrazón.

El toreo es arte y por ende es una actividad de apreciación, a unos nos gusta una cosa y a otros otra, eso está bien, siempre bajo fundamentos básicos, como son las hechuras del toro y su comportamiento; las variantes en apreciación sólo deben centrarse en matices, no en sus bases.

2018 ha marcado un antes y un después en la Feria de San Isidro, no solamente por el concepto creativo en cuanto a la formación de carteles, las distintas nacionalidades y la variedad de encastes.

La faena ha sido formidable por la conjunción en la forma de embestir de "Licenciado", que quería

"comerse" la muleta, embistiendo con el hocico abajo, empujando con los riñones y exigiendo

a la primera figura del toreo mundial, estar a su máximo nivel.

El mayor triunfo en lo que va del serial es la cordura taurina. Las ganaderías mal llamadas "comerciales" han dado muestra de respeto hacia el tipo de toro en hechuras, que se conforma dado el encaste —origen— de cada una de ellas. Sin perder la seriedad de la plaza y la feria en cuestión, se han presentado los toros de forma extraordinaria, con mucha seriedad, con hechuras y proporción, devolviéndole al toro la belleza del trapío armónico y no del trapío mal entendido de la báscula y las dimensiones desproporcionadas.

Si bien el 7 ha tenido aislados voceros que con gritos a destiempo han intentado boicotear el camino tomado, sucumbieron ante la irrefutable verdad en el ruedo. La muestra de bravura de algunos toros, "casualmente" todos ellos de bella y arrogante estampa, pero con hechuras.

Los tiempos del toro son curiosos y difíciles de entender. Muchos de estos toros han caído en manos de figuras, como es el caso del toro "Licenciado", que el jueves pasado lidió en segundo lugar de su lote El Juli. A las figuras, Madrid las espera para reventarlas o para sucumbir ante su maestría; y para bien de la fiesta, el jueves pudimos gozar de una faena majestuosa del madrileño, ante un bello toro, bravo, con clase, del hierro de Alcurrucén, propiedad de la familia Lozano, una de las más importantes en el mundo taurino.

La faena ha sido formidable por la conjunción en la forma de embestir de "Licenciado", que quería "comerse" la muleta, embistiendo con el hocico abajo, empujando con los riñones y exigiendo a la primera figura del toreo mundial, estar a su máximo nivel. La espada privó el corte de las dos orejas, pero la obra creada por toro y torero ha dejado claro el concepto actual de bravura y de toreo; ante eso no hay quien pueda. El toreo se engrandece y la crianza del toro bravo se enaltece.

Al día siguiente, otra ganadería "comercial" lidió otro gran toro que cayó en manos de un genio de nuestro tiempo: Alejandro Talavante, quien soñó el toreo ante el bravo "Cacareo", del hierro de Núñez del Cuvillo.

Y son varios ejemplos, el bravo "Ombú", con el que estuvo cumbre Luis David Adame, fue también un toro bien hecho y proporcionado.

Esta feria la recordaremos porque las figuras del toreo y las figuras ganaderas han ordenado las cosas en la plaza más importante del mundo. Sin perder el rigor y la seriedad del toro, el buen juicio taurino ha prevalecido, y de ahí las grandes obras que hemos disfrutado. Queda una semana más de feria, esperemos que se mantenga la buena racha y que sigan los triunfos. Por cierto, este jueves regresa Luis David a Las Ventas, en la Corrida de las 6 Naciones; que deje su nombre y el de México muy en alto.

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