La Fiesta Está Viva

Unidos más que nunca

Para Rafael Cué, las novilladas siempre han sido un semillero tanto de futuros matadores de toros, como de aficionados.

El jueves de la semana pasada se anunció un certamen a nivel nacional para dar impulso a los novilleros de nuestro país y con ello asegurar que la fiesta brava tendrá continuidad en la formación de nuevos toreros y nuevo público, para seguir como una de las tradiciones más añejas de México.

Esto podría hasta cierto punto parecer lógico y costumbre común, pero la verdad es que no lo es. En mis más de 40 años de aficionado y casi 23 de editor taurino he estado involucrado en muchos proyectos, pero ninguno de esta dimensión, básicamente porque el medio taurino durante décadas caminó con inercia positiva, sobre todo, por la asistencia con regularidad de público a los tendidos, lo que provocó eco en los triunfos de toreros y ganaderos, ayudando así a la formación de nuevos aficionados, enlazando generaciones familiares con un vínculo en común: el gusto por la tauromaquia.

Las novilladas siempre han sido un semillero, no sólo de futuros matadores de toros, sino también de aficionados. El toreo se encuentra en estos festejos en su estado más puro, ya que los toreros obviamente no tienen el oficio ni la maestría de los grandes matadores, lo cual provoca la emoción natural de presenciar el riesgo del toreo, así como la magia cuando surge el milagro de la vibración por la vía del arte y no sólo de la valentía y osadía de los noveles. La admiración por estos chavales que sueñan con perseguir la meta de convertirse en figuras del toreo es motivo suficiente para acompañarlos en el trayecto.

Aquí es donde el público y aficionados tenemos un papel clave en el éxito de este mega proyecto. Podríamos pensar que incluso el aficionado tiene una obligación moral y ética de apoyar este proyecto, que de él depende gran parte del futuro de nuestra fiesta en cuanto a la generación de nuevos toreros, e insisto, de más aficionados.

El primer gran acierto es lograr la unión entre los sectores operativos de la fiesta; el hecho de que 17 organizaciones, entre empresarios, ganaderos y toreros, se sumen con un mismo objetivo a este Primer Nacional de Novilladas, nos hace albergar como aficionados grandes esperanzas de que con esto saldrán un par de toreros que vengan a generar interés y a enlistarse en nuestra buena baraja de matadores nacionales.

La prensa tiene también una seria responsabilidad de difundir con formalidad, veracidad y precisión, lo hecho en los distintos festejos.

Así que aquí estamos, ante una gran oportunidad y una gran responsabilidad de todos juntos, de poner nuestro grano de arena para que este proyecto resulte un éxito.

Los ganaderos que se quejan de que está muy cerrado el medio para llevar sus toros a La México también cuentan con una gran oportunidad de apostar por su ganado, de venderle a la empresa una novillada y que ésta sirva de escaparate para su hierro; así ganamos todos.

El sistema de competencia es interesante, bien estructurado y muy bien pensado. Los pormenores los puede usted encontrar en: www.laplazamexico.com.

En resumen, se darán más de 70 novilladas de aquí a octubre, el o los toreros que en verdad aprovechen los beneficios lograrán torear más de 30 novilladas en 7 meses (además de hacer campo), y el triunfador obtendrá un vestido de torear nuevo, patrocinado por el anuario matador y el sastre taurino César Gutiérrez. Todo está puesto, ahora, ¡manos a la obra!

Las vacadas de selección para algunos toreros serán los sábados en la Plaza México, y arrancan este sábado 10 a las 13:00 horas, con entrada gratuita, así que no hay pretexto para no ir y pasar un sábado en familia disfrutando de la fiesta de los toros.

Novilleros, abracen la oportunidad, no vengan a demostrar maestría ni excelsitudes, vengan con hambre de ser alguien, con hambre de triunfo y de expresar las ganas y el valor que tienen por ser toreros.

Nos vemos el sábado.

COLUMNAS ANTERIORES

Olé Aloi
Sevilla, la feria del toro

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.