Apuntes Globales

La elección de la caravana

Rafael Fernández de Castro escribe que la irracionalidad de Trump en el tema migración y casi en cualquier otro hace imposible buscar un diálogo regional para ir a la raíz del problema.

Sin tapujos y desde luego sin escrúpulos, Donald Trump ha insistido en que la elección del próximo martes 6 de noviembre es la de "la caravana". Ha aprovechado la marcha de 7 mil migrantes, la mayoría de Honduras, para exacerbar los ánimos de su base electoral –en ese mar de gente vienen escondidos terroristas de Medio Oriente y está plagado de miembros de la Mara Salvatrucha.

El sábado pasado cuando sobrevino un tiroteo en la sinagoga el Árbol de la Vida, en Pittsburgh, lo esperado era que la atención mediática se concentrara en ese terrible acto anti-semita. Sin embargo, Trump logró, con el apoyo incondicional de los medios conservadores como Fox News y Breitbart News, que la caravana siguiera al frente de la cobertura noticiosa.

Al igual que en 2016, la inmigración y los odios que levanta entre la base trumpeana, es el tema decisivo de la elección.

Las falsas verdades de Trump, y de la prensa a fin a su causa, son escandalosas. ¡Son cuando menos 25 millones de ilegales! —según los dedos tuiteros del presidente. La cifra consolidada y aceptada por la propia oficina del censo de Estados Unidos es de 11.3 millones. O bien el famoso locutor archiconservador de la radio, Michael Savage, que señala que la caravana ya cuenta con 14 mil personas.

El miércoles pasado Trump tuiteó un video de Luis Bracamontes, un mexicano ilegal en Estados Unidos, quien fue sentenciado a pena de muerte, pues lo hallaron culpable de asesinar a dos policías en California. La imagen terminaba con un slogan electoral–"¡No dejes de votar por los Republicanos!".

Ya montado en la retórica antiinmigratoria, se ha vuelto a animar a denunciar la enmienda constitucional número 14, la cual otorga la nacionalidad a quien nace en el territorio estadounidense. Para enmendar la Constitución se requiere de un voto calificado de dos-tercias partes de ambas Cámaras legislativas. Sin embargo, en una vorágine autoritaria electoral insiste en que lo hará con facultades ejecutivas, pues el país "vive una emergencia nacional".

Y como ha señalado que hay "un estado de emergencia", ya se le autorizó enviar hasta 5 mil efectivos a la frontera con México, pero él ha señalado que serán necesarios hasta 15 mil. Desde luego, Trump está en violación del Acta de Emergencias de 1976, que obliga al ejecutivo a explicar a qué es debida la situación excepcional.

Para tener una idea de la exageración de Trump, una de las últimas veces que se ha usado el Acta de Emergencia Nacional fue tres días después de los atentados terroristas del 11 de septiembre del 2001, en que George W. Bush lo hizo para poder perseguir militarmente a la red Al Qaeda.

El contraste entre lo que unos vemos en la caravana y lo que lo que denuncia Trump y los medios conservadores no podía ser mayor.

Las imágenes de familias viajando a pie por semanas en condiciones de enormes penurias ha afectado el alma del mexicano y de muchísimos estadounidenses. Mis alumnos tanto de México como de California me preguntan –¿cómo podemos asistir a los migrantes? "Me duele mucho ver a una madre poniendo ungüento para las rozaduras a un niño como de seis años por tanto caminar", me comenta una alumna.

Por otro lado, una seguidora de Trump en Ohio revela su valentía ante el ataque inminente al territorio, "No nos van a doblar. Estaremos esperándolos en la frontera con México y no van a pasar".

La crisis de la caravana toma al gobierno de México mal parado. Así hemos estado por cerca de dos décadas. Sorprendidos y "apenados" por las penurias de los transmigrantes, pero sin haber voluntad política y la suficiente vergüenza para frenar los abusos ya cotidianos contra el que utiliza el territorio mexicano para intentar internarse en Estados Unidos.

Los que laboramos en el gobierno de Felipe Calderón nos tuvimos que tragar al menos dos píldoras muy amargas: el episodio de San Fernando, Tamaulipas en que las Zetas acribillaron a un grupo de 72 migrantes y el terrible reporte de la Comisión Nacional de Derechos Humanos sobre 20 mil secuestros anuales de migrantes.

El gobierno de Peña, como en casi todo lo que implica seguridad ciudadana y derechos humanos, volteo para otro lado. Se trataba de las reformas económicas.

El próximo gobierno insiste en el tema del desarrollo. Bienvenido. Nada más que lograrlo toma una generación por lo menos.

La irracionalidad de Trump en el tema migración y casi en cualquier otro hace imposible buscar un diálogo regional para ir a la raíz del problema y manejar los temas candentes como el de la caravana.

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