Apuntes Globales

Trump de villano a héroe

Rafael Fernández de Castro escribe que las implicaciones del retiro del juez Kennedy cambiaron en un abrir y cerrar de ojos la atención mediática del gobierno de Trump.

Las imágenes de niños separados de sus padres—unos enjaulados, la niña desamparada junto al patrullero fronterizo u otros literalmente drogados pues decían sus celadores "era la única manera de tranquilizarlos." La noticia del padre hondureño que no resistió la pena de verse separado de su esposa e hijo y se suicidó en un centro de detención migratorio en Texas. Y el consenso de pediatras y madres de familia: un niño separado es un humano lastimado por el resto de su vida. Esa crisis de conciencia estaba provocando grietas en el sólido consenso republicano que ha logrado Donald Trump. Más aún, empezaba a mostrarse como un miserable.

Empezaba a haber dudas del bully mayor. Un sector clave de su base conservadora de Trump –los evangélicos—no tenía otro remedio que empezar a distanciarse de la medida de separar a los niños. El líder evangélico y defensor de Trump, Franklin Graham, condenó los hechos diciendo, "abominable—es terrible ver la separación de familias. No lo apoyo en lo absoluto".

Mantenerse unificados es esencial para que los republicanos puedan aspirar a mantener la mayoría en ambas cámaras legislativas en la elección del próximo 6 de noviembre en que estará en juego las 435 curules de la Cámara Baja y 35 escaños del Senado. Si los republicanos conservan la mayoría en ambas cámaras, el camino seguirá despejado para que Trump siga cumpliendo sus promesas de campaña. Más aún, si los demócratas no logran la mayoría en la Cámara Baja, no hay manera de que inicie un juicio de desafuero (impeachment) para un ejecutivo que tiene numerosos flancos abiertos.

Nada parecía contener las críticas sobre la inhumanidad de la separación de los niños migrantes. Durante 10 días se mantuvo como el tema de mayor atracción mediática.

Pero el pasado miércoles llegó el anuncio, como venido del cielo para Trump—el juez de la Corte Suprema, Anthony Kennedy, se retira a finales de julio próximo.

Las profundas implicaciones del retiro del juez más importante de la Corte cambiaron en un abrir y cerrar de ojos la atención mediática. Kennedy es el juez más importante de la Corte Suprema por ser el único de los nueve que se columpiaba. Es decir, siendo conservador podía votar con los liberales.

No necesariamente le cayó el anuncio del cielo a la administración. El juez Kennedy y Trump tenían una relación personal. Sus hijos son amigos. El hijo del juez está en el negocio de los bienes raíces. Ha trascendido que Kennedy decidió retirase desde finales del año pasado. Por qué lo hizo público esta semana no es claro. La consecuencia sí lo es. Trump pasa de una severa crisis a uno de los mejores momentos de su presidencia. Deja de ser un villano y es hoy un héroe de su base.

Ronald Reagan (1981-1989) en ocho años nombró a tres jueces. El último fue Kennedy. Barack Obama (2009-2017) nombró a dos. Donald Trump en menos de dos años nombrará a dos. Este hecho es de enorme trascendida para su legado conservador. Para los conservadores de cepa, como los evangélicos, su inversión en Trump les está pagando con creces. Este es un momento de cerrar filas. Los conservadores están eufóricos.

¿Qué significa un quinto juez sólidamente conservador? Un verdadero atentado en contra de la tolerancia estadounidense. Gracias al voto disidente de Kennedy se aprobó el matrimonio igualitario. Gracias a él no se había podido revertir el derecho de la mujer a abortar, que tiene efecto en el vecino país desde el laudo de Roe vs. Wade en 1972.

Trump tiene claridad en lo que le significa políticamente el retiro de Kennedy. Ya anunció que habrá un nuevo juez en la Corte Suprema antes de la elección de medio término. Será un extraordinario aliciente para su base. Saldrán a votar, nuevamente, masivamente para asegurarse que su héroe no va a ser torpedeado desde el Congreso.

La noticia es devastadora para la mayoría de estadounidenses que siguen creyendo en una sociedad tolerante e incluyente. Pero la minoría enojada, la base de Trump, ya encontró a su héroe y morirá en la raya para sostenerlo.

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