Otros Ángulos

Meade y AMLO, espejos cóncavos

En dos entrevistas en diferentes medios, quedaron claras las diferencias entre Meade y AMLO: el primero responde en forma concreta a lo que se le pregunta; el segundo admite que le pregunten, pero no que le rebatan.

En la misma fecha y en horarios casi semejantes, la audiencia tuvo oportunidad de ver y escuchar a dos de los principales candidatos a la presidencia. En EL FINANCIERO Bloomberg, Adela Micha entrevistó a José Antonio Meade, y en Milenio TV, seis analistas lo hicieron con AMLO. Ante los ojos de un ciego lo primero que resultó evidente fue por qué López Obrador no quiere debatir abiertamente con nadie. Admite que le pregunten, pero no que le rebatan; y si lo hacen, les costará trabajo que responda a lo inquirido. Meade, en cambio, es una muestra del bien decir y enseña lo entrenado que está para responder en forma concreta a lo que se le pregunta. Pero pasemos a lo sustantivo. AMLO es dueño de una floritura verbal que navega en aguas superficiales y muy conocidas. Lo suyo es repetir que la mafia del poder es corrupta. No le falta razón, pero le sobran calificativos sin sustancia. No tiene forma de probar, por ejemplo, que se roban más de 500 mil millones de pesos ni dice cómo obtendrá esa cantidad una vez que les impida continuar saqueando. Se enreda y sólo acierta a decir que con una Constitución Moral se lograrán cambios éticos para ahorrar esos montos. No hay una estrategia para lograr captar esa inmensa cantidad y aplicarla a otras metas claras.

Por su lado, Meade aclara lo del 'gasolinazo'. Lo decretó el Congreso y a él, recién llegado por segunda ocasión a la Secretaría de Hacienda, le tocó instrumentar esa medida en medio de una situación en la que tres calificadoras internacionales dudaban del futuro de las cuentas mexicanas y la amenaza sobre el PIB era sólida y directa. A su vez, amplió pormenorizadamente los montos y los formatos que han tenido los 74 contratos petroleros realizados con más de 20 países y que representan 150 mil millones de dólares comprometidos en muy diversas áreas de inversión. Tratar de desbaratar esas operaciones como lo pretende su rival de Morena, traería como consecuencia el desplome de la credibilidad y la certeza de cualquier operación económica en el futuro.

Las preguntas de los analistas de Milenio se encontraron con respuestas imprecisas y con frecuencia reiterativas, de que todo se resolverá cuando la corrupción sea desterrada y así se tendrá dinero para apoyar económicamente a dos millones 600 mil jóvenes, considerados 'ninis', al entrar a las universidades públicas y privadas sin examen de admisión y sin ningún trámite que muestre sus méritos académicos. Lo importante es que entren tal y como ha ocurrido con la llamada Universidad de la Ciudad de México, que ofrece resultados lamentables en cuanto a titulados y preparados para laborar en la industria, comercio, finanzas e investigación universitaria.

Meade respondió a preguntas sobre el peso que tiene sobre él la pésima reputación del PRI y los fracasos y errores de la administración saliente. Indicó que él comenzó desde cero el pasado 14 de diciembre, en tanto AMLO ya tenía 15 años de batallar para hacerse de una imagen y contaba con 3.4 millones de spots, al igual que Anaya, con 1.8 millones de spots facilitados por el INE; sabe que si bien el actual gobierno ha hecho muchos trabajos exitosos, también asume que tiene una dura prueba por delante, que la ve con optimismo, ya que en sólo un par de meses ya cuenta con una numerología nada despreciable.

AMLO actúa y habla como si ya fuera presidente, dispone de un buen número de iniciativas como otorgar amnistía a delincuentes y reunir diariamente a policías, Ejército y Marina para ofrecer seguridad, misma que, cuando fue jefe de Gobierno del Distrito Federal, incumplió hasta provocar la mayor manifestación que se ha visto exigiendo seguridad ante secuestros, robos y homicidios.

Meade ofreció propuestas concretas en tres rubros fundamentales: economía que llegue a las franjas necesitadas; eliminación de fueros, prebendas y canonjías para los funcionarios públicos; y la permanente búsqueda de acuerdos entre todo tipo de autoridades y organismos policiacos renovados para incrementar la maltrecha y fallida seguridad pública. Por supuesto, hubiera sido deseable ver también a Ricardo Anaya, aunque lo adecuado es tener a los cuatro aspirantes juntos, incluyendo a la señora Zavala de Calderón, en un debate que debiera ser permanente en las doce semanas siguientes. Al menos uno cada ocho días, para que podamos medir y distinguir sus debilidades y cualidades.

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