Alejandro Padilla, director de Estrategia de Mercados de Grupo Financiero Banorte*
Hace una semana tuvo lugar la convención anual de la Asociación Americana de Inversionistas Individuales (AAII, por sus siglas en inglés) en Las Vegas, Nevada. La AAII está conformada por 150 mil miembros de distintas ciudades de Estados Unidos, cuyo perfil de inversión es conservador, centrándose principalmente en planes de retiro o esquemas patrimoniales. Sin embargo, esta organización y su evento anual han recibido una mayor atención por parte de inversionistas de otros países, así como aquellos con perfiles de riesgo más agresivos, gracias a los buenos rendimientos de sus portafolios tipo, que han superado consistentemente los índices accionarios norteamericanos en los últimos 10 años, así como el profundo análisis cuantitativo y cualitativo a través de programas de formación y en la organización de distintos foros.
Más allá de diversas técnicas para invertir o valuar instrumentos, alternativas para crear mayor valor en los portafolios y el desarrollo de nuevos esquemas a partir de avances tecnológicos, la convención de este año se centró en los factores que estarán afectando a los mercados financieros en lo que queda de este año y 2019. Especialmente después de la fuerte corrección de octubre. La gran mayoría mantiene una expectativa de buen crecimiento en el mundo, liderado principalmente por Estados Unidos, lo cual debería de generar todavía buenas utilidades de las empresas.
No obstante lo anterior, la máxima preocupación entre los asistentes se centra en el momento en el cual la economía norteamericana entrará en recesión después de nueve años de recuperación (superando la longitud histórica del ciclo de expansión), temor que se exacerba por la agenda proteccionista del Presidente Trump y los posibles efectos adversos de una guerra comercial. También existen tres factores que sobresalieron en la reunión de la AAII como principales focos de cautela: (1) Mayores incrementos en la tasa de referencia de la Reserva Federal y sus efectos sobre el reacomodo de inversiones en el mundo, (2) las tensiones geopolíticas en el mundo, y (3) la capacidad de reacción de política económica de la mayoría de los gobiernos ante cualquier choque externo de mayores proporciones. En conjunción estos factores podrían implicar que el sentimiento de aversión al riesgo (principalmente en mercados emergentes) podría extenderse más allá de lo observado en octubre.
* Las opiniones que se expresan en esta columna no necesariamente coinciden con las del Grupo Financiero Banorte, por lo que son responsabilidad exclusiva del autor