Daniel Aranda, socio de Foley Gardere Arena*
Los proyectos energéticos planteados por los tres principales candidatos a la Presidencia de la República ameritan mayor atención en la conversación pública. El siguiente análisis busca dar claridad a sus diferencias y prever su viabilidad en un contexto de competencia regional en los mercados de energía.
Hay dos modelos bien definidos. El primero es compartido con mínimas diferencias por los candidatos de las coaliciones Todos por México, José Antonio Meade, y Por México al Frente, Ricardo Anaya.
Se trata de un modelo promercado, con estándares internacionales, y enfocado a fortalecer al sector energético mediante una compañía nacional fuerte, Pemex, pero con la participación de empresas privadas.
Coinciden en que las refinerías no deben construirse más, sino reconfigurarse, apuestan a la diversificación y a que se permita la participación de empresas privadas en áreas en las que el gobierno ha demostrado que no es eficiente.
La única diferencia radica en el enfoque en las energías renovables. Ricardo Anaya pone mayor énfasis en éstas, así como a que en la matriz energética se tenga 40 por ciento de energías limpias para 2024.
La propuesta de José Antonio Meade sólo se ha enfocado en la generación de energía eléctrica por celdas fotovoltaicas y procesos de cogeneración. Dejando de lado otras fuentes de generación de energía eléctrica y además no es clara respecto a la manera en que esas fuentes se conectarían al sistema eléctrico nacional.
El otro modelo, propuesto por Andrés Manuel López Obrador, pretende fortalecer a Pemex mediante el desarrollo de infraestructura en las áreas de petróleo y gas, así como mantener la injerencia del gobierno en algunos ámbitos para la generación de energía, pero no aborda la necesidad de nuevas tecnologías.
La propuesta está centrada en la extracción de petróleo, y en la construcción y modernización de refinerías. Desestima la necesidad de recurrir a otros participantes en el mercado energético nacional, al igual que las energías renovables.
Su propuesta para las energías renovables está fincada en la generación comunitaria de energía. Es decir, que las comunidades del país puedan producir energía para venderla al mercado, aunque para ello, primero tendría que haber líneas de transmisión para comercializarla.
El tema más controversial es congelar el precio de las gasolinas durante tres años, algo financieramente inviable por su riesgo presupuestal y porque implica poner candados a un mercado recién abierto y con mayores planes de inversión.
Cada una de las propuestas implica retos particulares. Corresponderá a los mexicanos en las votaciones elegir el tipo de industria que queremos para México y, en su momento, los actores del sector energético deberán dialogar con el próximo gobierno para aprovechar el potencial de país y lograr un desarrollo armonioso que consolide su rol protagonista en el escenario mundial.
*Despacho legal con 24 oficinas alrededor del mundo