Rolando Cordera Campos

¿Aprender de nuevo?

Algunas de las cuestiones clave sobre el próximo gobierno tienen que ver con las decisiones o definiciones que tome y si éstas van a estar a la altura de las expectativas y reclamos acumulados en la sociedad por más de tres décadas.

¿Estarán a la altura de las necesidades, expectativas y reclamos acumulados por más de tres décadas de la sociedad mexicana las decisiones, o definiciones según la lectura que se haga, que el próximo gobierno tome? ¿Es posible esperar que se abra un camino transitable para un nuevo curso de desarrollo y una globalización habitables?

Éstas son algunas de las cuestiones clave, definitorias, para poder descifrar lo que sigue siendo un enigma. Acertijo que cada quien lee de acuerdo con su interés, sembrando dudas y desconcierto en el horizonte donde debiera desplegarse la 'cuarta transformación' de nuestra vida pública. Transformación que, por cierto, sigue a la espera de ser detallada en sus aspectos esenciales.

Si nos mantuviésemos en clave republicana, no tendría por qué ser este ambiguo clima el dominante. Primero, vendría el proyecto de Presupuesto de Egresos con su acostumbrada Ley de Ingresos y, si acaso, los consabidos Criterios de Política Económica y sus inerciales proyecciones para el sexenio. Luego del discurso de toma de posesión, caería la avalancha de iniciativas de ley y reforma.

En tanto, el Poder Ejecutivo tomaría bocanadas de aire para empezar a gobernar y dirigir la mirada al mayo próximo, cuando el gobierno debe presentar a la nación su Plan de Desarrollo. Pero, terca como es, la realidad nunca coincide con lo pensado o sabido y parece que tendremos que aprender a considerar y discernir la cosa pública en otras claves y con otros códigos.

Que sean éstos republicanos y presidencialistas no lo sé. También es un misterio. Aunque me gustaría pensar que las nuevas reglas estarán sustentadas en clave democrática si de lo que se trata es de robustecer al Estado y de vivir en democracia que quiere decir, y aquí no caben lecturas ni consultas a modo, pedagogía cotidiana, deliberaciones puntuales y plurales, razonamientos y respeto al otro y a los otros.

Fortalecer la democracia para entendernos y llegar a acuerdos es, o debería ser, cometido central y vital. Entenderla y asumirla como forma de gobierno y no como mero proceso mecánico para dirimir luchas por el poder.

Aprender, pues, a construir visiones conjuntas y cooperativas.

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