Hasta noviembre, 69 por ciento de los encuestados por EL FINANCIERO habían escuchado hablar o decían saber quién era Ricardo Anaya. Para febrero, esa cifra había saltado a 85 por ciento.
La buena noticia para el panista queretano es que los miles de spots y la cobertura mediática por su precandidatura única en el llamado Frente opositor parecen haber funcionado.
La mala noticia para Anaya es que a pesar de que la intención de voto a su favor creció entre noviembre y febrero en siete puntos (llega a 27, once debajo de AMLO), ese salto, sin embargo, resulta insuficiente para despegarse marcadamente de José Antonio Meade, quien con 22 puntos puede alegar que hay empate técnico en el segundo lugar (la encuesta tiene un margen de error de +/- 3.1 por ciento).
Pero ahí no acaban las malas nuevas para Anaya. Creció su intención de voto, pero el balance entre opiniones positivas y negativas le es desfavorable, con un saldo neto en rojo de cinco puntos. López Obrador está en números negros (más 11) mientras Meade (ay, Mid) anda en menos 16.
Es importante mencionar que por las fechas en que se realizó el levantamiento de la encuesta, ésta no registra el eventual impacto a la figura de Anaya por la revelación de este domingo de la revista Proceso, donde de nueva cuenta se involucra al panista en singulares (por no decir sospechosas) operaciones de compra y venta de terrenos y bienes inmuebles. ¿Cuántos más, Anaya, cuántos más de estos casos tendremos?
El reportaje siembra dudas sobre el manejo de una fundación para operaciones de las que en última instancia resultaron beneficiados empresarios ligados a Anaya. A pesar de haber publicado una carta 'aclaratoria', Anaya tendría que dar más explicaciones. Por el contrario, el lunes el queretano dejó de atender solicitudes de entrevista para abordar este nuevo escándalo inmobiliario, y ayer intentó dar vuelta a la página al publicar un video en inglés, con un mensaje que se supone que es para Donald Trump.
El hecho de que haya una campaña que parece prototípica en sus fallas –la de Mid– ha provocado que no se hable lo suficiente de la singular estrategia (es un decir) de Anaya en el periodo que en el futuro conoceremos como las falsas precampañas.
Dicen los que saben de la campaña panista que lo importante en esta etapa era darlo a conocer al gran público. Dicen los que saben en la campaña panista que habla en inglés porque hay gente que critica que al joven candidato no lo ven presidential. Oh, yes.
Eso dicen los que saben. Lo que los mortales no sabemos es cuánto de bueno tendrá que aquellos que no te conocen sepan de ti porque te vas de tocada en tocada, ora en los teclados con el perredista Zepeda, ora con el ukelele con el niño huichol Yuawi.
"Hola, quiero ser presidente, como carta de presentación aquí les dejo spots con mis canciones y mensajes en inglés". Okey, concedamos que novedoso sí es, llamativo también, pero, ¿será efectivo?
La encuesta de EL FINANCIERO tiene otro sugerente dato, uno no muy esperanzador para Anaya. Entre los pocos mensajes claros que el panista ha enviado en la precampaña resalta el machacar que los priistas se deben ir por corruptos. Sucede que la encuesta revela que corrupción no es la primera, sino la cuarta preocupación del electorado: antes están, en ese orden, seguridad, empleo y la pobreza.
¿Será que el Anaya's Tour se basó en el ukelele y el inglés porque no hay panista que pueda presumir seguridad, empleo y combate a la pobreza? Échele candidato.