La Feria

Lo que somos, lo que seremos

Salvador Camarena dice que el cobijo de López Obrador a Gómez Urrutia marchita cualquier expectativa de “cambio verdadero”.

Andrés Manuel López Obrador se ha superado. Criticado durante meses por recoger cascajo político, el domingo anunció que le regalará fuero en la Cámara de Senadores a Napoleón Gómez Urrutia, acusado de malversación de millonarios fondos del sindicato minero, pero sobre todo símbolo de un modelo que se supone el tabasqueño combatiría, ese que nos enseñó que en México, por definición, el sindicalista es multimillonario aunque los trabajadores no.

El cobijo de López Obrador a Gómez Urrutia, o el que se está fraguando para los verdes de Chiapas, marchita cualquier expectativa de "cambio verdadero". Nada nuevo saldrá de viejos moldes. Lo que nos trajo hasta aquí no nos llevará a lugar distinto al presente.

Remate de estos ejemplos, apenas elegidos al azar, es Víctor Hugo Romo. En la vera del Paseo de la Reforma, a la altura de Polanco, hoy por fin luce limpio y abierto el parque El Mexicanito. Se tardó la administración capitalina en cumplir su promesa de que el muladar que ahí quedó, luego de que Romo hiciera de las suyas, sería corregido. Pero en este caso no es a Miguel Ángel Mancera a quien hay que reclamar.

Porque si dos años y medio les tomó a la delegación Miguel Hidalgo y a la jefatura de Gobierno restituir a la ciudadanía ese parque y andador de Chapultepec, no es a esas dos instancias, sino a Morena, a quien hay que pedir cuentas. El partido de AMLO premia al sinvergüenza que dejó ese tiradero. Romo será el candidato de los Andreses en esa demarcación sin que al partido que se presenta como esperanza le haya importado el cúmulo de pendientes y agravios a la ciudadanía, de la administración de Romo.

El panorama de la elección de 2018 no es menos sombrío al mirar otras opciones políticas. Los diputados capitalinos Leonel Luna y Mauricio Toledo serán premiados por la opción electoral encabezada por Ricardo Anaya. De tiempo atrás Luna y Toledo acumulan millas de reclamos vecinales en sus respectivos feudos –las delegaciones Álvaro Obregón y Coyoacán, respectivamente– pero han decidido cerrar por todo lo alto su actuar en la Asamblea Legislativa capitalina: en su intento por adueñarse del control de los fondos de la reconstrucción del terremoto han desatado una crisis que deja a los damnificados sin la comisión que les prometió atenderlos. ¿Cómo responde el Frente? Premia a los diputados con un pase a San Lázaro.

Desde San Luis Potosí, otro ejemplo, las noticias no son mejores. El Partido de la Revolución Democrática perfila otorgar su candidatura al Senado a José Ricardo Gallardo Cardona, quien junto con su padre, Ricardo Gallardo Juárez, han establecido en la capital potosina un clima de acoso a opositores y críticos, eso sin mencionar las denuncias contra los Gallardo por contratos irregulares. Increíble.

Por si fuera poco, el discurso del cambio que enarbola el Frente armado por el Partido Acción Nacional, Movimiento Ciudadano y el PRD se estrella contra la evidencia de que en Puebla y en Veracruz se ha consumado un proyecto que pretende establecer dinastías. Denunciamos al PRI en el Estado de México, pero lo emulamos de inmediato. Anaya anuncia un discurso de modernidad pero sus aliados de lo que saben es de clientelismo y componendas. Que Jorge Romero sea premiado con candidaturas para su grupo anula los sueños de política y economía globales expuestos por el candidato, el domingo, en el Auditorio Nacional.

Basten dos líneas para mencionar la otra oferta: José Antonio Meade naufraga cada vez que al hablar de propósito de enmienda, en el auditorio un Romero Deschamps o un Montiel aplauden.

Con tal oferta electoral una cosa debe quedar clara: lo que somos es lo que seremos. No hay de otra.

COLUMNAS ANTERIORES

Un error histórico
Morenista, ven, ¡te invito a la fiesta!

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.