El 10 de enero de 1994 Jorge Carpizo MacGregor fue nombrado secretario de Gobernación, en plena crisis por el alzamiento zapatista en Chiapas. Le tocaría además conducir el proceso electoral. A mitad de aquel año, sin embargo, presentaría su renuncia "'indignado y desilusionado -según expresó en una carta al entonces Ejecutivo federal- por múltiples actos de algunos sectores de un partido'". (La Jornada 31/03/12). Al final, ese amago provocó una sacudida y tras recibir el respaldo de los candidatos presidenciales se mantuvo en Gobernación.
Carpizo puso su prestigio de por medio y con su temple ayudó a que ese proceso electoral ya manchado de sangre no descarrilara por completo.
Afortunadamente el último año de gobierno de Enrique Peña Nieto está muy lejos de parecerse al convulso 1994. Y toca a todos que se aleje aún más de tan funesto año.
Cuando Carpizo llegó a la secretaría de Gobernación le acompañaba un colaborador que ya había estado con él en la naciente Comisión Nacional de Derechos Humanos y en la PGR. El destino quiso que exactamente 24 años después, en otro 10 de enero, ese colaborador del fallecido exrector de la UNAM regresara a Bucareli, pero ahora ni más ni menos que como secretario de Gobernación.
Alfonso Navarrete Prida está cumpliendo cuatro meses como titular de la Segob. A esa dependencia ya no le toca el proceso electoral, eso es tarea del INE, pero sí la gobernabilidad. Si algo preocupa del encontronazo entre los empresarios y López Obrador (o viceversa, como ustedes gusten) es la duda de si habrá alguien que ayude a liberar las tensiones, que establezca puentes, que haga política ante los latigazos verbales del candidato de Morena y los desplantes (pagar pauta en desafío a la ley) de los empresarios.
El 2 de mayo Navarrete Prida tuvo en la CIRT una ocasión de entrarle al toro. Sus palabras constituyen una velada advertencia. La duda es hacia quién.
En su discurso ante los empresarios de la radio y la televisión, el secretario dijo que "la gobernabilidad es un asunto de todos, que nos importa a todos". Luego agregaría que "al gobierno y a los gobiernos les corresponde una parte muy importante de la gobernabilidad, que es hacerla valer, y hacerla valer en toda la expresión de lo que la ley permite hacerla valer. En este sentido, en el México que estamos viviendo, los temas de hacer valer la gobernabilidad no admiten ni claudicación, ni negociación, ni mucho menos allanarse a cualquier pretensión que tenga como objetivo romper la gobernabilidad que nos ha costado tanto trabajo a los mexicanos lograr. Detrás de la gobernabilidad, lo que hay son instituciones, desde la familia, la escuela, vuelvo a repetir sindicatos, asociaciones o partidos, hasta los gobiernos que con todas sus fallas que puedan tener en un mundo y un México tan complejo y tan asimétrico, existen y han costado mucho esfuerzo a generaciones de mexicanos".
Tras el discurso, la prensa abordó a Navarrete Prida y le cuestionó sobre la intervención de la IP en los comicios. El secretario dijo "que los empresarios son parte también de los sectores activos de la sociedad, y qué bueno que se expresen, que lo hagan de manera abierta, que pongan sobre la mesa sus propuestas, lo mismo los trabajadores o sindicatos o grupos sociales. Si todo ello se conduce bajo el marco constitucional que nos hemos dado en paz y con respeto a los derechos de terceros, el país está caminando favorablemente".
Dos días después de las palabras de Navarrete Prida, el Tribunal Electoral ordenaba bajar el spot de Mexicanos Primero donde se utilizan electoralmente a niños, mensaje promovido y defendido por empresarios.
¿No se apresuró el secretario, que además es abogado, en sus palabras sobre la participación de los empresarios cuando algunos de estos han defendido la compra de pauta publicitaria?
La campaña presidencial aún no rebasa el ecuador. El secretario promete hacer valer la ley para mantener la gobernabilidad. Ya veremos de qué recursos echa mano para que la tensión no aumente, para emular a su mentor.