Salvador Garcia Linan

¿Nos preocupamos por los bosques en México? II

Salvador García aborda, por segunda ocasión, el tema del cambio climático, la corrupción, la deforestación y la protección al medio ambiente.

De 2001 a 2017, México perdió 3.2 millones de hectáreas de bosques, equivalente a una deforestación del 6 por ciento y 190 millones de toneladas más de emisiones contaminantes de bióxido de carbono (CO2).

Según la FAO de la ONU, la disminución de la cobertura forestal entre 1990 y 2010, México perdió un promedio de 174 mil 450 hectáreas de bosques por año, 0.45 por ciento por año y también perdió el 7.8 por ciento de la cobertura total de bosques, alrededor de 5 millones de hectáreas de árboles.

El 12 por ciento de 2 mil 765 especies de anfibios, aves, mamíferos y reptiles (WCMC), el 34 por ciento son endémicos, lo que significa que no existen en ningún otro país. El 12 por ciento están amenazados de desaparecer en pocos años.

Dolores Rojas, coordinadora de programas de ecología de la fundación alemana Böll en México, lamenta la ausencia de un "enfoque integral" en las propuestas que tienen los políticos para el futuro del país. "Se habla, por ejemplo, de reactivar el campo mexicano. ¿Pero cómo? No es lo mismo una estructura de pequeños agricultores que una agricultura intensiva. Las implicaciones medioambientales son distintas". En este sentido, se muestra convencida de que los pocos asuntos que abordan los políticos mexicanos son más bien "brochazos". Urge explicarlo para que los votantes sepan qué política medioambiental y climática están proponiendo.

"Por otra parte, Rojas subraya, hay numerosos problemas que se dejan en el tintero". Cita, entre otros, "la gestión del agua o el acuciante problema de la deforestación de México". De acuerdo con los datos de Geografía de la UNAM, "México pierde cada año 500 mil hectáreas de bosques y selvas". "El quinto país en la trágica clasificación mundial de países con mayor ritmo de desforestación", apunta Greenpeace. El peligro ecológico que esto supone es evidente. Sus secuelas económicas y sociales son incalculables e irreversibles.

Asimismo, se pone sobre la mesa una cuestión fundamental: la "débil gobernabilidad", que en su opinión hay en gran parte de las zonas que sufren deforestación. De nada sirve la ley si no quiere aplicarse de manera efectiva.

Por desgracia, los "guardianes de estos recursos no tienen la infraestructura para enfrentarse a quienes talan los bosques de México de manera ilegal". No debe ignorarse el grave complejo de intereses industriales y empresariales que está en colusión con la corrupción de los políticos.

A quince días de las elecciones, se reitera la necesidad de que los candidatos den más soluciones. Aunque nadie se las pida, las preguntas siguen ahí. ¿Pueden prometer un futuro sin combustibles fósiles? ¿Hay otra forma, menos dañina de crecer, de generar riqueza? ¿Salvarán a los bosques y selvas? Las respuestas son escasas, aunque el problema es demasiado grave. También lo es para un planeta agónico.

Fuente: DW. Germany.

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