Salvador Nava Gomar

De bancos y debates

Lejos del silencio que según la ley debe haber en la intercampaña, las noticias se presentan de manera cotidiana en nuestra álgida cultura electoral.

Para Mateo, en su cumpleaños.

Esta semana siguieron sucediéndose eventos de cara a la elección. Lejos del sosiego que según la ley debiera disfrutarse en la intercampaña, las noticias se presentan ya como algo cotidiano en nuestra álgida cultura electoral.

Mientras los candidatos desfilaron en la pasarela bancaria en Acapulco, el Tribunal Electoral revocó un extraño acuerdo del INE, con el que prohibía los debates en medios de comunicación entre dos o más candidatos. Las razones del Tribunal, acertadas, obedecen a que no debe haber mayor restricción al derecho a la libertad de expresión que las que se encuentran previstas en la ley.

El acuerdo del INE respondió a lo planteado por Morena y PT sobre el periodo de intercampañas. El INE reconoció estar impedido para emitir los lineamientos generales que solicitaron los partidos, y en ello tiene razón; no obstante emitió una opinión a partir de un –jurídicamente extraño– "ejercicio de reflexión e interpretación" sobre los planteamientos de los lopezobradoristas en el que impedía a los candidatos participar en mesas redondas donde haya más de un candidato. Bajo esa tesitura, podrían asistir al mismo programa en distintos días para hablar sobre lo mismo; es decir, podrían debatir de forma sucesiva y diferida. ¿El resultado? Lo mismo pero más aburrido y aletargado.

El acuerdo se impugnó por la CIRT, TV Azteca, PRI y José Antonio Meade. De nuevo los quejosos consideraron que el INE excedió sus facultades reglamentarias al establecer reglas limitantes a la libertad de expresión y al derecho a la información. Asimismo, señalaron que el INE estableció nuevas conductas prohibidas que no están previstas en ninguna ley, lo que limita el trabajo periodístico, inhibe a la prensa libre y afecta negativamente el debate de ideas que debe nutrir a la opinión pública en el marco de un proceso electoral, lo que viola el derecho a la información de la ciudadanía.

El INE no advirtió que su opinión podría incidir en el ejercicio de los derechos de los sujetos obligados: emitir una opinión derivada de un "ejercicio de reflexión", no abona a la certeza y seguridad jurídica de la contienda y limita el libre tránsito y exposición de ideas.

Si hubiere controversias por excesos de candidatos, partidos o medios de comunicación, serán resueltas por las autoridades competentes a través de los procedimientos previstos, analizando las circunstancias que concurran en cada caso concreto, pero no inhibiendo de un plumazo, derivado de una reflexión, el vital ejercicio del derecho a disentir en público.

Mientras tanto, en Acapulco, el puntero dejó ver un atisbo intimidante y delicado: si hay fraude (si no gana), "a ver quién amarra al tigre", y añadió que no va a estar "deteniendo a la gente luego de un fraude". No imagino bajo ninguna circunstancia una derrota aceptada pacíficamente por López Obrador. Constantemente descalifica a la autoridad, se refiere a todos los políticos que no militan en su partido o ensanchan sus filas como la "mafia del poder", misma que tiene "secuestradas a las instituciones" que, en su ilógica, orquestarían o permitirían el fraude.

Volvió con su propuesta de hacer el nuevo aeropuerto de la Ciudad de México en Santa Lucía, acordando con los contratistas el mismo volumen de obra, dejando de lado proyectos, estudios, licitaciones y lo que se ha invertido, lo que recuerda su talante autoritario, igual que su afirmación de tener una nueva Corte en los primeros tres años de gobierno, mención que pudo ser un dislate, un resbalón o una grave amenaza.

Anaya habló de desarrollo económico, inclusión financiera y estabilidad política; todas premisas loables pero que reclaman 'cómos'; se veía tratando de quedar bien con lugares comunes. Meade jugó de local, lo que no es poca cosa tratándose de las instituciones financieras. Hizo gala de su conocimiento público y financiero, por ejemplo en materia presupuestal y sobre la nueva normativa en materia educativa y energética. Se llevó la tarde.

Es una pena no haberlos visto en simultáneo, los monólogos permiten evaluar datos, conocimiento y perfiles sólo desde un lado; pero en democracia es necesario ver la forma de plantear problemas, contrastar ideas y ofrecer soluciones. Prohibirlo me parece un atraso y por ello celebro la resolución del Tribunal. A ver ahora quién está dispuesto a debatir.

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