Samuel Aguilar Solis

2 de octubre de 1968 ¿Se olvida?

Hoy, a 50 años de aquel movimiento estudiantil, ¿México ha olvidado el 2 de octubre? Cuestiona Samuel Aguilar.

Los años 60´s resultaron ser una década convulsa. En nuestra principal frontera, en Estados Unidos el movimiento hippie (contracultura) trajo importantes protestas que se expandieron en toda la orbe. La guerra de Vietnam, la revolución sexual, el rechazo al consumismo, la lucha de los derechos civiles de la población negra (Martin Luther King), la preocupación por el medio ambiente eran algunas de sus banderas.

En el continente europeo la llamada Primavera de Praga que luchaba por la libertad y se oponía al intervencionismo de la entonces Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) en Checoslovaquia y en París, el llamado Mayo de París en mayo y junio de 1968 que constituyó en masivas protestas primero de grupos estudiantiles de izquierda que al igual que en Estados Unidos se manifestaban en contra de la sociedad de consumo, y después se les unieron obreros, sindicatos y el Partido Comunista, lo que generó la mayor revuelta estudiantil y huelga general que se extendió por la entonces República Federal Alemana, Suiza, España, Uruguay, Argentina, Italia entre otros.

En Latinoamérica, la Revolución Cubana que había convertido a Cuba en socialista utilizando a la guerrilla para tomar el poder.

La geopolítica desde 1945 dividida por la Guerra Fría hacía moverse entre dos bandos con distinta ideología y tenía importantes repercusiones políticas y económica generando desestabilización en varios países sin importar el "bando".

Este era el contexto internacional de aquel México de 1968, un México que había ya agotado el llamado "milagro mexicano" insignia del modelo económico del desarrollo estabilizador que trajo industrialización y un fenómeno de urbanización que demandó el desarrollo del sector servicios para una clase que había emergido y que protagonizaba el escenario nacional: la clase media.

El corporativismo se había agotado y aquel partido hegemónico que controlaba el escenario nacional sufría en su interior importantes fracturas por la lucha de grupos en su interior, se debatía en su seno y sucumbía ante el encanto del socialismo y esto "complicaba" la sucesión presidencial.

Los Juegos Olímpicos que se celebrarían en nuestro oías lo ponían como protagonista de la orquesta internacional y tenían lugar después de la "celebración del centenario de la Independencia".

Así, los jóvenes mexicanos salieron a las calles demandando libertades políticas y civiles, a ellos se sumaron profesores e intelectuales, obreros, campesinos, comerciantes e incluso amas de casa y profesionistas, aglutinados en el Consejo General de Huelga. ¿Querían derrocar al gobierno? ¿Estaban financiados por la URSS? ¿Buscaban un cambio de régimen?

Hoy, a 50 años de aquel movimiento estudiantil, ¿México ha olvidado el 2 de octubre?

Quizá no se puede olvidar porque su terrible desenlace trajo una nueva sociedad, una nueva oposición, dejó dolor y evidencia del "poder del Estado", del crimen y de la represión. Los muertos "oficiales" se cuentan en más de 300.

O quizá fingimos olvidarlo porque la matanza en la plaza de las Tres Culturas la vivimos día a día. Cerca de 100 muertos diarios, estudiantes desaparecidos, periodistas asesinados, militares, soldados y policías asesinados, fosas de muertos anónimos, Ayotzinapa, Veracruz, Chihuahua, se esparcen en todo el país y aún así México debe seguir defendiendo su democracia a pesar de ello, por ello y contra ello, seguimos llorando a nuestros jóvenes, seguimos añorando un mejor mañana y sin duda, el pasado no puede olvidarse, se queda en los rostros, en las calles, en los muros, en el resentimiento, en la esperanza, el 2 de octubre simplemente no se olvida, no debe olvidarse.

COLUMNAS ANTERIORES

La incertidumbre en las campañas
Fuera máscara

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.