Opinión

El entorno electoral

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El entorno bajo el cual se está llevando a cabo el proceso electoral 2017-2018, el cual se encuentra en la etapa de precampañas, resulta de suma complejidad y conlleva importantes desafíos que incidirán en menor o mayor medida en el resultado, el cual, a pesar de que perfila un puntero, aún es incierto:

En lo económico, el año comienza con incertidumbre y retos: la inflación se ubicó en 6.7%, la mayor en 17 años, y ésta no ha dado tregua a un salario que profundiza la desigualdad y la pobreza.

Las expectativas del crecimiento de la economía mundial son del 3.1% anual, de acuerdo al Banco Mundial, México crecerá 2.1%. El peso mexicano seguirá débil e inestable por la renegociación del TLC, el proceso electoral y los precios del petróleo. En el mercado financiero global se prevé que para fines de 2018 las tasas de largo plazo van a aumentar mucho más que las tasas de referencia de los bancos centrales.

Incertidumbre que genera la renegociación del TLCAN, los efectos de la reforma fiscal en Estados Unidos de Norteamérica y la política migratoria (incluido el muro) generando una relación compleja con nuestro principal socio comercial.

Si bien de acuerdo a CONEVAL, la pobreza ha disminuido 2.5% puntos, pasando de 46.1 a 43.6%, es decir 43.4 millones de personas, y la pobreza extrema ha disminuido 3.7 puntos, pasando de 11.3 a 7.6%, ubicándose en 9.5 millones de personas, el reto es mayúsculo para cualquiera que gane estas elecciones.

En lo político, la complejidad de la elección va más allá de las fuerzas políticas, y el tema de la agenda de las campañas y del día a día seguirán siendo los escándalos de corrupción acompañados de la impunidad, así como la inseguridad y violencia desbordadas en este sexenio. Cuatro homicidios por hora, de acuerdo a las cifras del
Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública y un poco más de 23,968 homicidios en 2017 son cifras alarmantes, y de acuerdo a la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana a diciembre de 2017, el 75.9% de la población considera que el
lugar en donde vive es inseguro.

Una población enojada y hastiada, esperando venganza y clamando justicia se verá contaminada por campañas hasta el momento vacías, cínicas y poco creíbles,  además de colmadas de spots (en número y contenido). Aún resulta incierto si el desahogo en redes de la sociedad va a resultar en una presencia en las urnas para emitir el sufragio.

Desafección con la democracia. Según Latinobarómetro 2016, el 48% de los mexicanos apoya a la democracia y el promedio en Latinoamérica es del 54%. Asimismo, de acuerdo a Pew Research Center, el 93% de los encuestados en México dijo estar "no satisfecho" con su sistema político, 41 puntos arriba de la media global de insatisfacción con la democracia, que es de 52%.

Elección marcada por el boom de las técnicas de información y comunicación (redes sociales).

Nuevo elector con un perfil diferente. En está elección votarán 3,635,552 jóvenes de 18 y 19 años. La decisión de la elección será de los grupos de edad entre 18 y 29 años, que suman cerca del 30% del total de la lista nominal. Acabamos de ser testigos de su protagonismo y movilización de los que son capaces ahora con los sismos. Costo insultante del proceso de 25 mil millones de pesos.

Este es el entorno bajo el cual iremos a votar, más lo que se acumule en éstos días. Viejos problemas, nuevos problemas, actores desgastados, sociedad hastiada, así vamos a elegir a nuestro Presidente número 65.

Twitter: @SamuelAguilarS

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