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AMLO: lo bueno, lo malo y lo feo (hasta ahora)

El virtual presidente electo ha anunciado diversas medidas que se implementarán durante su administración, entre las cuales hay cosas buenas, malas y feas que comenta Sergio Negrete.

Lo bueno es que muestra que, si quiere gastar, tiene que ingresar. Tendrá un Congreso bajo su control, pero las realidades presupuestales se imponen. Por eso no disminuirá el precio de la gasolina y cualquier reducción queda para un lejano "dentro de tres años".

Lo malo es que está buscando dinero con un hacha que igual tendrá costos en un largo plazo, como esos helicópteros cancelados o el cierre de las delegaciones federales en los estados. También malo es que se busca dinero para programas clientelares y asistencialistas, además de improductivos y potencialmente desastrosos (como serían nuevas refinerías). Feo es que esas delegaciones federales serán sustituidas con unos "coordinadores generales estatales" que serán cuñas, contrapesos y hasta formas de control para los gobernadores. Regresa el centralismo y el control presidencial por la vía fiscal.

Bueno es que no se deroga la reforma energética. Impera el realismo en un área clave y se reconoce que se necesita al sector privado para aumentar reservas y producción de crudo.

Tampoco se deroga la reforma de telecomunicaciones, o la financiera. Lo malo es que se sigue hablando en forma vaga de "revisar los contratos". Lo feo es que se derogará la reforma educativa. Con buena suerte, regresarán las promociones con evaluaciones 'patito'. Bajo el peor escenario, retornará la herencia de plazas, los profesores cobrando sin trabajar y una envalentonada CNTE de nuevo controlando el presupuesto educativo.

Bueno es que existe ya un futuro gabinete funcionando. El nombrar a personajes respetables, destacadamente Carlos Urzúa en Hacienda y Jesús Seade a cargo de las negociaciones del TLCAN, fue un acierto por sí mismo, y ya hay un equipo en paralelo al gobierno saliente, lo que evolucionará en trabajo conjunto. Muy diferente a cuando el presidente electo anunciaba a los futuros secretarios pocos días, u horas, antes de tomar posesión. Malo es que no todos los futuros titulares de secretarías tienen la experiencia o gozan del mismo prestigio que Urzúa y Seade (como es el caso de Rocío Nahle en Energía, Luisa Alcalde en Trabajo o Irma Sandoval en Función Pública). Feo que el virtual ganador valora la lealtad por sobre el mínimo conocimiento o la capacidad, como lo muestra el nombramiento de Germán Martínez al frente del IMSS o que posiblemente Manuel Bartlett Díaz quede a cargo de la CFE.

Bueno que los ataques a la corrupción sean una constante en las declaraciones del virtual ganador de la elección presidencial. Malo que los escándalos sobre el periódico Regeneración y el manejo del fideicomiso para apoyar a los damnificados del terremoto no sean objeto de una atención similar. Feo que AMLO siga considerando que el ataque a la corrupción depende de una persona (su persona) y no de instituciones. El nombramiento de un fiscal más aliado político del presidente y su equipo, que celoso guardián de la probidad de los funcionarios, es una posibilidad real.

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