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La agenda improductiva de López Obrador

La agenda económica de Andrés Manuel López Obrador es llanamente antiproductiva, porque AMLO está peleado con la productividad.

El Presidente Electo tiene sobre el manejo de la economía ideas tan claras como equivocadas. Sus fines son los obvios: crecimiento más elevado, aumento en el poder adquisitivo de los salarios, mayores niveles de bienestar para todos los mexicanos. Pero las propuestas que ofrece y que ya está concretando en políticas públicas están reñidas con esos objetivos. La agenda económica de Andrés Manuel López Obrador es llanamente antiproductiva.

Porque AMLO está peleado con la productividad. No cree en la excelencia educativa, sino en el paso por las aulas (destacadamente las universitarias) como un derecho. La calidad es irrelevante, lo que importa es la cantidad. Si una reforma sigue condenada a la reversa en el gobierno por iniciar es la educativa. El futuro titular de la SEP habla de autoestima, no de exigencia. No sorprende que el futuro Presidente esté en contra de la meritocracia. No se tratar de buscar y fomentar la excelencia, sino de tener un país pletórico de personas a las que se denomine como licenciados.

López Obrador tampoco entiende la noción de que un empleo debe ser productivo, fruto de la capacitación humana y la tecnología, permitiendo la explotación al máximo de los recursos (disponibles localmente o importados). El progreso tecnológico del presente, sus perspectivas para un futuro no lejano, no entran en sus consideraciones. Su racionamiento es inverso: los recursos naturales son la llave para el desarrollo económico y la creación de empleos. De ahí que proponga que miles de personas deben cultivar árboles frutales y maderables. Por ello su obsesión con la refinación de petróleo, y su proyecto de regalar a su estado natal una nueva planta con ese fin. Considera que es posible tener esa nueva refinería funcionando en tres años, y que se pagará sola con las ganancias que traerá. Al parecer ignora las pérdidas astronómicas de Pemex Refinación, y del tiempo que realmente demanda un proyecto de tal envergadura.

La visión del futuro Ejecutivo es la de un gobierno sabio y munificente, con recursos a raudales siguiendo una perspectiva clientelista y paternalista. Dinero para el que no trabaja o estudia, dinero como "capital semilla" para que los empresarios emprendan lo que considera como proyectos importantes, fomento regional por medio de un costosísimo movimiento de diversas dependencias. En muchos casos será la improductividad pura: dinero para perder dinero.

López Obrador dijo que consultaría con ingenieros mexicanos para tener un análisis técnico y no político del nuevo Aeropuerto capitalino. Lástima que no haga lo mismo con muchas otras de sus propuestas, en que abunda su política y escasea cualquier otra clase de sustento.

El camino del crecimiento y el bienestar sostenido y de largo plazo pasa por el aumento de la productividad. Todo indica que ese motor brillará por su ausencia en 2018-2024. Andrés Manuel López Obrador está sembrando desde hoy un fracaso en el ámbito económico.

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