Todos Estamos Locos

Primera cita

Tomar café es una actividad social que sirve para establecer redes de relaciones de todo tipo.

El presente siempre tiene algo de apocalíptico cuando nos ponemos nostálgicos y creemos que el pasado fue mejor. Así sucede cuando los solteros que buscan el amor dicen que cada día es más difícil conocer gente. Ocurre sobre todo entre adultos en sus treintas y más que llevan unos años sin encontrar pareja o que han tenido malas experiencias en el amor. Posiblemente el pesimismo es la defensa contra el intenso deseo de encontrar y ser encontrado. De ser visto por alguien que no se horrorice con nuestros defectos y que al contrario, vea lo único y lo bello que tenemos.

Mucha gente se separa o se divorcia hoy en día impactando la geografía de las relaciones amorosas, mucho más propicia para las segundas oportunidades, las familias reconstruidas, parejas con una gran diferencia de edad, parejas en las que ella tiene hijos y él no, parejas en las que ambos tienen hijos o que no quieren tenerlos y eso los hace identificarse.

Un paciente divorciado y padre de dos niñas se quejaba de la histeria que le produce tener todas las alertas de las aplicaciones de su celular encendidas, porque en un solo día puede recibir decenas de mensajes de citas potenciales. Su compulsión hacia las mujeres ha empeorado con la aparición de Tinder, Bumble, Happen y muchas otras. El mercado de la carne es hoy una realidad abrumadora si no existe la contención para relacionarse con estas nuevas formas de conocer personas.

Parece ser que el péndulo se movió del conservadurismo al sexo casual de una o dos noches, que no es malo por lo casual sino por ser muchas veces indeseado y una práctica que ya no se reflexiona ni se cuestiona. Parece que es menos íntimo irse a la cama con alguien a quien se acaba de conocer que preguntarle sobre sus amigos más cercanos o sobre sus juegos favoritos cuando era niño.

Tomar un café sin más obstáculos ni mayor planeación podría ser la manera más práctica de conocer a alguien sin tener que recurrir a las cenas caras, a las citas originales, novedosas y llenas de aventura o al sexo vertiginoso. Tomar café es una actividad social que sirve para establecer redes de relaciones de todo tipo. Si una entrevista de trabajo puede ocurrir en un café, también una primera cita.

La mejor primera cita, según un artículo de la New York Magazine escrito por R. Stauffer (julio 26, 2018) es una aburrida cita para tomar café. Nada extravagante, nada demasiado planeado, nada que implique acicalarse en exceso. Con la ropa de todos los días y la actitud de todos los días es más probable conocer y darse a conocer con alguien.

Conocer a alguien nuevo es una fuente de presión de que todo salga bien, pero el camino más simple siempre es el mejor: recuperar el arte perdido de la conversación y si las palabras y los intereses comunes no fluyen, la cita se puede terminar una hora después. No se trata de dar una buena impresión porque no es una cita de trabajo. Se trata de ser auténtico, cualidad cada día más difícil gracias a las súper editadas identidades que todos presentamos en las redes sociales.

Conocer a alguien con quien poder conversar un rato, con quien poder conversar en paz, haría de una cita algo menos amenazante. Volver a lo común y corriente y no querer impresionar funciona.

COLUMNAS ANTERIORES

La despedida
Atrévete a no gustar (II)

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.