Victor Manuel Perez Valera

Un gran desafío, cuidar el agua

Víctor Manuel López Valera señala los retos ecológicos que México debe afrontar en el cuidado del agua ante la escasez que se vive a nivel mundial.

En el artículo anterior reflexionamos sobre cómo los recientes diez decretos sobre el agua, del presidente Peña Nieto, están siendo muy cuestionados por académicos expertos en este tema. Son necesarias legislaciones sabias y sensatas en torno a las posibles concesiones de tan vital líquido. Dicha tarea la deberá asumir responsablemente la próxima legislatura. Mientras tanto, como en otros muchos aspectos, para un verdadero cambio la sociedad civil debe asumir actitudes positivas en torno al cuidado del agua.

La cultura del agua es de enorme importancia para la supervivencia de nuestro planeta. Urge combatir la usura, el egoísmo, el dispendio y la contaminación irresponsable del agua. Para fomentar el aprecio conviene hacer una breve apología de "la hermana agua", como la llamaba el "poverello" de Asís: "útil y humilde, preciosa y casta". El elogio del agua, lo canta de modo notable nuestro poeta Amado Nervo, que exalta la belleza del agua como fuente de fecundidad: "…porque mis aguas dulces, mientras que la sed mata,/ el rostro beatífico del sediento retratan/ sobre el fondo del cielo de los cristales yerra;/porque copiando el cielo lo traslado a la tierra,/ y así el creyente triste que él su dicha fragua,/ bebe, al beberme, el cielo que palpita en mi agua,/ y como en ese cielo brillan estrellas bellas,/ el hombre que me bebe comulga con estrellas". El agua como don del creador y algo no lucrativo, lo ponderaba hace casi un siglo, el jefe piel roja Seattle que escribió en una carta al presidente de Estados Unidos: "ni el frescor del aire, ni el brillo del agua, son nuestros. ¿Cómo podrían ser comprados?" .

Expertos de todo el mundo ponderan entre los grandes retos ecológicos preservar los recursos hídricos, hacer frente al cambio climático y a la deforestación, y gestionar el agua de manera justa, solidaria y con un responsable consumo personal. México debe responder generosamente a estos retos. Sería necesaria una legislación que restrinja para cada persona, en todo el territorio nacional, el acceso a 100 litros al día, por individuo; cifra que se encuentra por debajo de los 150 litros que recomienda la Organización Mundial de la Salud.

Un modelo muy admirable e imitable es el pueblo de Israel, en donde el reciclaje del agua es 75 por ciento más alto. El uso eficiente en agricultura, irrigación por goteo, es también la más alta del mundo, una tasa entre el 70 a 80 por ciento. También las plantas desalinizadoras, por el sistema de ósmosis inversa, son de gran eficacia: 100 millones de metros cúbicos anualmente, con un costo aproximado de medio dólar por metro cúbico. Existe, sobre todo, una gran cultura del cuidado del agua, únicamente se desperdicia el 10 por ciento. La técnica y la educación han hecho de un país semidesértico algo que parece un milagro que previó el profeta Zacarías (14,8): "en aquel día brotarán aguas vivas en Jerusalén… será lo mismo en verano que en invierno". El torrente de agua que brotó de la roca en el monte Horeb, ya quedó en el pasado.

México, en cambio, se encuentra entre los cinco países que tienen el más elevado consumo de agua por habitante, sin embargo, en la Ciudad de México y en algunos estados, las colonias populares continuamente sufren recortes de agua. Además, lamentablemente tenemos un desperdicio del 40 por ciento de este vital líquido, y el cobro por el uso del agua está muy por debajo del costo real.

Ampliando nuestro horizonte, sabemos que en una zona de 1.6 millones de kilómetros cuadrados de mar, se encuentran flotando 79 mil toneladas de plástico. Al parecer cada año se incrementa esta basura aproximadamente en 9 millones. Es obvio que esto afecta a todo el ecosistema acuático, daña a plantas y animales y a la postre, esto repercute en los seres humanos. En nuestro país tenemos la arraigada costumbre de "usar y tirar": México contribuye a que nuestro planeta este asfixiado en plástico, si esto se mantiene, en 20 años en los mares habrá más residuos plásticos que peces. Al cuidado del agua del gobierno, debemos añadir el cuidado de la sociedad civil: ¿es verdaderamente potable el agua purificada? Tan sólo en esta semana fueron clausuradas 38 fábricas de purificación del agua, debido al incumplimiento de normas sanitarias.

Con razón se ha designado al agua como "el oro azul", cada gota de agua es algo precioso, no la desperdiciemos.

COLUMNAS ANTERIORES

Jesucristo el Logos: Logoterapia espiritual
En el país de los eternos hielos

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.