Plantar 100 semillas de verduras como jitomate, lechuga y espinaca, y obtener el mismo número de plantas, sin que ninguna muera o se enferme, es casi imposible para un agricultor común, quien debe enfrentar las inclemencias del clima. Sin embargo, países como Panamá han dado un paso importante para asegurar la producción con la tecnología.
"La finca vertical consiste en construir un ambiente herméticamente cerrado, a través de computadoras y tecnologías con las que tú puedes controlar todo el ambiente, la temperatura, el CO2, humedad, la nutrición, la luz para hacer fotosíntesis. En fin, todo lo que se necesita para que la planta crezca", dijo en entrevista David Proenza, CEO de Urban Farms, la firma que está aplicando esta tecnología en Panamá.
En el caso de México, Caleb Harper, investigador y creador de las MIT City Farms, consideró que para el Distrito Federal, que enfrenta problemas de contaminación y espacio por la industrialización y el desarrollo, la adopción de fincas verticales podría ser una solución para la producción de alimentos de forma local.
"La Ciudad de México, por ejemplo, enfrenta problemas de contaminación y las fincas de ambiente controlado podrían producir comida saludable y segura para la ciudad", señaló Harper.
Las utilizan también para producir medicina
El sistema de fincas verticales permite a los productores, mediante un software y un equipo de cómputo, controlar todos los elementos que se requieren para que una planta crezca en un ambiente cerrado, logrando que la producción sea más rentable y que el producto final contenga la misma equivalencia de nutrientes, sin la intervención de alguna sustancia o pesticida.
"El software permite controlar cuándo se tiene que prender, cuándo la planta necesita su nutrición, todo aspecto que normalmente en lo tradicional uno tiene que hacer manualmente", agregó Proenza en entrevista con EL FINANCIERO.
Ricardo Hernández, doctor y especialista del Centro de Agricultura Protegida de la Universidad de Arizona, resaltó el potencial de este tipo de tecnología, sin embargo, precisó que en la actualidad sólo permite cultivar cierto tipo de plantas, que no requieran de grandes espacios.
Además, la demanda de energía que requiere llevar el proceso es alta. Jitomate, lechuga, espinaca, fresas y melones son algunos de los alimentos que se pueden sembrar en fincas verticales.
Esta tecnología nació en universidades de Japón, en donde hay más de 200 fincas verticales en uso, en Estados Unidos existen cerca de 5, mientras que en Latinoamérica opera una en Panamá, aseguró Proenza.
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