Richard Gingras
La web está compuesta por más de mil 700 millones de sitios. Esta explosión de expresiones ha cambiado cómo nos comunicamos, aprendemos, compramos y vendemos, nos mantenemos informados e, incluso, cómo formamos nuestras opiniones.
El acceso a toda esta información ha aportado un valor extraordinario a nuestras sociedades, pero también presenta nuevos desafíos a nuestras instituciones, nuestras políticas y especialmente al periodismo.
Internet desvaneció drásticamente las barreras para la publicación y creó un vasto mercado informativo que ofrece exponencialmente más opciones que las del mundo de los medios impresos.
Esta riqueza ha generado cambios radicales en el consumidor y, por lo tanto, en la forma en que necesitamos pensar sobre el futuro de la industria.
En medio de estos cambios, debemos reconsiderar los modelos comerciales que permiten al periodismo crecer y cómo involucrar a las audiencias de forma que respalden el rol del periodismo en nuestra sociedad.
¿Cómo ha cambiado la industria de las noticias?
Pensemos, treinta años atrás, en periódicos tradicionales como el Providence Journal en Rhode Island. En ese entonces, periódicos como éste eran como el Internet en sus comunidades. No eran interactivos, pero ofrecían toda la información que alguien podría necesitar para vivir su vida diaria.
Tenían noticias locales y toda la información mundana, pero útil, en un solo lugar: desde resúmenes deportivos y reseñas de películas hasta recetas y anuncios clasificados. Este tipo de información no sólo era inmensamente valiosa para las personas, también era un imán para los anunciantes.
Pero el vasto mercado de información que es la web cambió los comportamientos de búsqueda de información y los hábitos diarios de los lectores. Hoy, ya no vamos a un solo sitio web de un periódico para obtener toda esta información. En cambio, buscamos en Internet y visitamos diferentes fuentes, sitios y negocios para encontrar lo que necesitamos saber.
Considera los inmensos cambios que han ocurrido en el comportamiento del consumidor tan solo a lo largo de mi vida. Cuando cumplí 16 años y tuve la edad suficiente para conducir, mi papá me compró un auto usado que encontró en los anuncios clasificados del periódico local.
Hoy irías a Craigslist en Estados Unidos, Gumtree en el Reino Unido o AutoScout24 en muchas partes de Europa.
Cuando mi madre quería una nueva receta para la cena del domingo, recortaba una de la sección de comida del periódico, junto con cupones de descuento para los ingredientes.
Hoy, mi esposa y yo visitamos Epicurious.com, BonAppetit.com o New York Times Cooking; o pedimos comida en línea con entrega a domicilio desde una gran variedad de restaurantes.
Este cambio ha hecho que los modelos tradicionales de los periódicos sean obsoletos
No es sorpresa que la inversión publicitaria también haya cambiado en la medida en que estos comportamientos evolucionaron.
Eso significa que los ingresos publicitarios generados por anuncios clasificados, en películas, supermercados y similares ya no son lo que eran antes para las compañías de noticias. Y fue ese ingreso el que subsidió de manera cruzada al periodismo serio; las noticias duras en periódicos de interés general nunca han sido el mayor atractivo para los anunciantes.
Algunas compañías de medios respondieron invirtiendo o adquiriendo nuevos negocios en línea. En Australia, NewsCorp es propietario de RealEstate, el sitio de bienes raíces más grande. En Alemania, Axel Springer es dueño de Stepstone, sitio de ofertas laborales. Pero están separadas y existen en diferentes hojas de balance; ya no contribuyen a la creación de noticias.
En pocas palabras, el negocio del periodismo ha cambiado. Pero bajo el polvo y el humo de la disrupción, se vislumbran los saludables semilleros del futuro de las noticias y la manera en que están creando no sólo nuevas oportunidades de negocios, sino también un nuevo sentido de comunidad.
Nuevos enfoques para los ingresos que provienen de la audiencia
Hace cuarenta años, la publicidad financió en gran medida a los periódicos de Estados Unidos y los ingresos por suscripción representaban menos del 5 por ciento de los ingresos. Hoy la balanza se está desplazando hacia el lado en donde las suscripciones representan la mayor parte de los ingresos.
Los 2.8 millones de suscriptores digitales del New York Times superan por casi dos tercios a los suscriptores de la versión impresa. En París, MediaPart, una publicación digital fundada por el exeditor de Le Monde, Edwy Plenel, es una empresa rentable con más de 150 mil suscriptores y 40 reporteros.
En Italia, tanto Corriere della Sera como La República muestran un sólido crecimiento de suscripciones año tras año, en un mercado donde las ventas en quioscos eran históricamente más comunes que las suscripciones.
Además de suscripciones, el modelo de membresía, en el que las personas aportan un monto fijo o lo que puedan contribuir como pago único o regular, está tomando impulso. Publicaciones que van desde The Guardian hasta Berkeleyside en Berkeley, California, han mostrado un crecimiento saludable. De hecho, 800 mil personas ahora apoyan a The Guardian a través de membresías.
Este doble enfoque en suscripciones y membresías es parte de un cambio más amplio en la forma en que las organizaciones de noticias se relacionan con las comunidades a las que atienden.
Los sitios de noticias están comenzando a aprender que la propuesta de valor para los lectores no siempre tiene que ver con el acceso a contenido pagado, sino con que los ciudadanos comprendan y apoyen el rol que desempeña una organización de noticias en las comunidades locales.
La naturaleza cambiante de las audiencias y la comunidad
En Bristol Cable, en Reino Unido, usan una terminología diferente en representación de este cambio. Decidieron cambiarle el nombre al puesto de ciertos empleados que pasaron de ser gerentes de marketing a "organizadores comunitarios". Eso representa una filosofía sobre la manera en que una organización de noticias se relaciona con la comunidad a la que alguna vez consideraron sólo como "la audiencia".
Bristol Cable, mediante publicaciones como De Correspondent en los Países Bajos o Texas Tribune en Austin, ahora se enfoca más en crear e involucrar a la comunidad. Organizan reuniones, solicitan opiniones y desarrollan un diálogo de dos vías con las comunidades para comprender mejor sus necesidades y preocupaciones.
Si bien vivimos en un mundo dramáticamente diferente, hay mucho por lo cual ser optimistas en cuanto al periodismo en la era digital. Es mucho más que sólo modelos de negocios, tecnología o diseño de productos.
El periodismo juega un rol fundamental en nuestras sociedades y democracias: ofrece a las personas las herramientas e información que necesitan para ser buenos ciudadanos. Y los cambios que están sucediendo revitalizan la relación entre las salas de redacción y las comunidades, todo con la intención de mejorar.
Richard Gingras es vicepresidente de Google News*